Positivitez es un término que no figura en la Real Academia Española pero que se ha convertido en un verdadero símbolo salvadoreño, luego de que la pronunciara en varias ocasiones el gran Mágico. Y la positivitez debe salir a flote en los momentos más críticos. Traducido al fútbol nacional, en estos momentos.
Críticos hubo, hay y habrá. De los constructivos, de los que sirven. Y también de los otros, de los destructivos, de los que anteponen sus intereses personales antes que el colectivo. Existen en El Salvador y en todo el mundo. Que el equipo jugó mal, es cierto. Muy mal. Sin reacción ni orden en defensa, sin volumen de juego ni ritmo en el medio, sin ideas arriba. Pésimo partido. Y se debe mejorar de forma urgente. Pero de ahí a pedir de antemano la cabeza del entrenador antes del partido del martes o, como se leyó cuentas de redes sociales o en sobremesas varias, decir que con los "amañadores no se pasaba esta vergüenza". Por favor, eso es caer demasiado bajo.
Estos jugadores son los mejores que hay en el medio salvadoreño. No falta ninguno. Y son capaces de levantar esta eliminatoria sin ninguna duda. Es lógica pura: si jugando tan mal como el jueves, empataron de visita en St. Kitts & Nevis, ¿por qué no van a poder ganar el martes en el Cuscatlán y con cierta holgura?
Apoyar a este grupo de Selección es hoy la prioridad. Y renovarle el crédito pese al acto fallido del Caribe. Ir al Cuscatlán, sí, a gritar por El Salvador. Animarlos. Alentarlos. Ayudarlos. Como dice el Mágico: "Positivitez".