Si alguien figuró más que nadie en la cancha ante San Cristóbal y Nieves fue el delantero Nelson Bonilla. Participó en tres de los goles de la Selecta, al anotar dos y recibir el penal que luego derivó en el tanto de Arturo Álvarez.
Si bien en el primer tiempo no se vio demasiado, eso pasó porque no le buscaron mucho, porque no le encontraron. Él corrió, fue de los que más se movió en la delantera en el afán de crear espacios.
Si no aparecía era porque estaba muy solo, porque Pablo Punyed aparecía muy atrás y porque en las bandas eran escasas las aproximaciones. Así, toda la defensa rival ponía sus ojos y esfuerzo en el ariete del Vittorul rumano.
Nelson ya había sido el héroe en la isla, al anotar el tanto del empate in extremis. Esta vez, estuvo más que acertado al aprovechar las ocasiones claras que se le presentaron.
Primero, un balón suelto tras un cabezazo que fue rechazado por el meta Archibald. Y luego, al cerrar de gran forma un centro de Punyed en el que colocó el balón en el ángulo, imposible para el meta de rechazar.
Fue el más aplaudido por la afición, que le agradeció cuando salió de cambio en el 80? para dar paso a Rafa Burgos.
Nelson, hoy en día, es el goleador de la Selección en esta eliminatoria, con tres tantos en dos partidos.
Gran trabajo del delantero, no solo por sus tantos y por el penal que le cometieron, sino por su entrega, porque en todo momento no se desesperó pese a estar mucho rato solo arriba, no dio balón por perdido y hasta presionó la salida del rival en gran parte del partido.
Sin duda, el que mejor entendió como jugar este partido ante un rival modesto. Vale destacar también su efectividad. De tres disparos, anotó dos veces. El otro fue un remate de lejos, un poco desesperado porque tenía para abrir con un compañero. El tiro fue desviado en un defensa. Gran noche en el Cuscatlán, la noche de Bonilla.