Barbas en remojo, Selecta

Aunque el global dice 6-3, El Salvador no eliminó con tranquilidad a St. Kitts y Nevis. Roca y sus jugadores deberán elevar su nivel para las próximas rondas hacia Rusia 2018.

descripción de la imagen

La Selecta superó por goleada a los "Sugar Boyz" en el Cuscatlán.

/ Foto Por edhdep

Por Carlos López Vides - Twitter: @Celvides

2015-06-17 4:14:00

Sí, El Salvador sigue “vivo” hacia Rusia 2018. Pero pasemos en limpio. La duda es lógica: si la Selecta pasó apuros para eliminar a St. Kitts y Nieves, una isla caribeña con poco más de 50 mil habitantes y cuyo equipo está en el puesto 114 en el ránking FIFA… ¿Qué pasará en las rondas que vienen, ante posibles rivales como Jamaica, Canadá o Guatemala, incluso Nicaragua o Belice? Y si se avanza de eso… ¿Cómo competir después contra una Costa Rica, México, Estados Unidos? Esas dudas no se aplacan con el 6-3 global que firmó el “Roca Team” sobre los caribeños la noche del martes, con el 4-1 decisivo para sellar la serie contra los “Sugar Boyz”. El análisis no puede quedarse en ese +3 en el gol-diferencia.

El técnico español hará el análisis con su cuerpo técnico en estos días, y de nuevo contra el tiempo, porque la agenda del fútbol no para: Copa Oro en EE.UU. a partir del 8 de julio (los rivales son Costa Rica, Jamaica y Canadá); sorteo de la próxima fase eliminatoria hacia Rusia 2018 el 25 de julio, y a competir desde finales de agosto e inicios de septiembre, contra un rival por deteminar (ver recuadro). Ernesto Góchez, coordinador de selecciones, confirmó que la Fesfut está en busca de un amistoso en el Cuscatlán antes de viajar a Copa Oro, así como un campamento en suelo estadounidense hacia dicho torneo.

La Copa Oro puede ser una ventaja para Roca, pues le servirá para darle más rodaje a sus jugadores y su idea táctica. Esto es necesario, porque está visto que jugar (y perder) contra potencias como España, Argentina, Colombia, Chile o Costa de Marfil sí le funciona al grupo para ganar experiencia… pero sobre todo en defensa, y no tanto en ataque. El equipo se “traba” mucho a la hora de crear y proponer. 

El Salvador debe encontrar respuestas a varios problemas que presentó ante los “Sugar Boyz”. El más preocupante son esos tramos de partido donde los jugadores se pierden en la cancha, esos baches donde los pases acertados pierden la brújula, la terrible caída en la pelotazo-a-la-nada-manía, las descoordinaciones que significan pérdidas de balón que son bombones para el contrario. Y queda el llamado a no subestimar al rival, una trampa mental en la que cayeron varios seleccionados (muchos lo admitieron, otros no). 

Para las rondas que vienen será determinante contar con la mejor versión de cada jugador. Por sus características, hay varios que tienen más fútbol del que demostraron ante St. Kitts. Arturo Álvarez es desequilibrio, imaginación y habilidad, pero solo vimos pinceladas. Es el “distinto” del grupo, pero quedó a deber. También tienen más creatividad Jaime Alas y Dustin Corea; el segundo pasó al banquillo para el partido en el Cuscatlán. Álex Larín mejoró en el segundo juego, pero debe crecer. Todos queremos ver esa versión guerrera y agresiva del Darwin Cerén del segundo juego, y no la pálida actuación del partido en Basseterre. Y Punyed se confirmó como respuesta en la mediacancha: recuperación, ataque, garra y criterio. 

Un escalón arriba para Nelson Bonilla. Tres goles en la serie y provocó el penalti que terminó en el gol de Álvarez. Les calló la boca a los que viven clamando por otros nombres. Irvin Herrera aportó lo suyo (aquel gol de picardía para hacer fallar a Atiba Harris en Warner Park), pero se cayó del 11 titular en el juego de vuelta. Rafa Burgos, escasos minutos. Como en su equipo, el Fredridkstad noruego. 

La parte defensiva fue la que pasó menos apuros. Quizá aceitada al haber tenido enfrente a los cracks colombianos, argentinos, españoles y el etcétera ya conocido, hay buen entendimiento entre Mendoza, Molina, Larín y Xavi García. Sin embargo, si una St. Kitts con sus Sawyer, Panayitou, Thomas, O’Laughlin y otros más los hicieron sudar, hay buen margen de mejora ante los rivales que hay en agenda. Llamado de alerta incluido para Derby Carrillo, quien se ganó la confianza de Roca para ambos juegos, y deberá mantener su nivel y adornarlo con mayor seguridad, para no abandonar la titularidad en el arco. 

Hay otro gran rival que debe superar este equipo, y es la presión. De todo nivel: psicológica a nivel interno (ellos mismos, jugador por jugador). Las críticas desde los medios, de todos los colores, tamaños e intenciones. La impaciencia de buena parte de la afición, que a veces ataca con la desmemoria como punta de lanza. La exigencia a resultados a pesar de que Roca tiene poco más de un año en su cargo. El peso de la historia, la de antaño (el último mundial fue en 1982) y la reciente (apenas en 2013 vivimos el agujero negro del “caso amaños”). Todos esos ingredientes se suman a un fútbol con deficiencias estructurales que venimos cargando por años, y que dan como resultado generaciones con vacíos de formación. Mientras, la región crece, Costa Rica hace un gran Mundial 2014, Honduras va a mundiales juveniles, Estados Unidos le gana en fila a ingleses, holandes y alemanes, y México sigue siendo gigante.

Los obstáculos son enormes. ¿Cuál es el camino? Cualquier primer paso será inadecuado si no hay antes, y con seriedad, una autorreflexión. Unas barbas en remojo, tanto de la Selecta como de su entorno. Sin eso, llegar a Rusia 2018 será imposible, sencillamente porque no habremos trabajado para ello. Todos.