El Athletic sigue de subidón y le basta un gol para ganar. Los de Bilbao han estirado la tremenda alegría que supuso el miércoles entrar en la final de la Copa del Rey, con un triunfo frente al líder Madrid.
Una victoria enorme, mayúscula, porque no solo ha metido un gol a los blancos (grandiosa, y gracias al de siempre, Aduriz), sino que se ha minimizado a los de Carlo Ancelotti en una Catedral entregada, con San Mamés a reventar.
El Athletic se ha quitado los complejos este equipo, esa pesada mochila que le impedía desarrollar su fútbol, y contra el Madrid ha demostrado que continúa en crecimiento. Sin freno.
El impulso de la final ya se ha dejado notar. “Tenemos que sumar cuatro victorias cuanto antes”, dijo Valverde el viernes. Y lo ha cumplido su tropa con rapidez. Con eficacia, regalando además a una afición que no paró de animar un duelo de alto voltaje, con un Iñaki Williams inmenso, espectacular. Ha enterrado el grupo local al centro del campo visitante, y por ahí ha partido un triunfo quizá inesperado, pero sensacional.
El desfile de estrellas que supone contar con un Marcelo, un Cristiano Ronaldo y Benzema, ha sido poco para que los rojiblancos frenaran cualquier ocasión de peligro sobretodo en la segunda mitad del partido.
Hasta Chicharito Hernández ha llegado a tratar de cambiar el panorama, en los últimos diez minutos, pero daño estaba hecho. Ahora el Madrid está a las puertas de echar a perder su liderato ya que el Barcelona jugará al amanecer del domingo (5 am hora de El Salvador) contra el Rayo Vallecano.