Todo un contraste Washington y Los Ángeles. En la costa este se llenó el estadio y el Azul y Blanco de El Salvador era muy marcado. El gancho mediático por Messi surtió efecto aunque después muchos se fueran desilucionados porque ni jugó “la Pulga” y lo del himno nacional fue una pena.
En el StubHub Center, donde se mercadeó por la disputa de la Copa Delta por el “clásico centroamericano” entre El Salvador y Guatemala, hubo muchas sillas vacías, en especial al centro.
Un factor fue el precio de las entradas. La más barata se conseguía a $30 y la más cara a $80. Hubo un par de quejas entre los aficionados que entraron a ver el partido.
Pero los que entraron la pasaron bien. Las dos barras estaban en sus respectivos espacios. Los salvadoreños, colocados en el sector sur, se dejaron sentir gracias a la Barra de la Afición Cuzcatleca, quiénes colgaron una manta justo detrás de una portería, además de portar sus bombos identificados con las siglas “ES”.
Los guatemaltecos, en el sector norte, tenían varias mantas pero en menor escala con los mensajes “Porra chapina” y “la barra del Quetzal”.
Muchas postales se vieron. La familia Interiano López tenía el corazón dividido con banderas y camisas de los dos países. Algo parecido sucedió con el salvadoreño Omar Wilfredo quien llegó con dos amigos chapines, Erwin Chacón y Héctor Arias.
Lo demás fue fiesta pero también se sintió la rivalidad. Cuando en los altavoces se anunciaron las respectivas alineaciones hubo abucheos de una barra hacia otra. En cuanto a los himnos, todo salió perfecto. Se escuchó la pista de Guatemala y para la de El Salvador se tuvo la participación de Jhosse Lora.