Actitud, esa palabra de moda

En el nuevo análisis futbolístico dejó de importar lo táctico. La clave, según parece, está en “ponerle ganas”.

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Foto Por edhdep

Por Por Claudio Martínez

2015-04-10 1:06:00

Rubén Alonso, entrenador del Alianza, dice que el problema de su equipo “es la falta del amor por la camiseta”. Marte empezó a ganar porque “le echa ganas”. FAS se recuperó de una mala primera vuelta a raíz de “su cambio de actitud” y Pasaquina volvió al fondo de la tabla acumulada, según su entrenador Juan Sarulyte, por “la poca actitud de algunos jugadores”. Águila dejó de ganar, de acuerdo a los periodistas más cercanos al equipo migueleño, por su actitud “displicente y sobrada”.

Comentarios similares se usan para justificar el buen o el mal momento de un equipo. Nunca en el fútbol salvadoreño, de acuerdo con lo que leemos y escuchamos, la clave pasa por una revolución táctica, por ganarle la partida al rival neutralizando su estrategia o por utilizar un sistema sorpresivo que acabe por decidir un partido. Todo es cuestión de entrega. Poco importa si se defiende con tres, con cuatro o hasta con cinco jugadores, si los laterales suben o si los extremos se repliegan, si se marca hombre a hombre o en línea… A la hora del análisis, la clave del resultado no terminará siendo si se efectuaron los relevos defensivos o si se leyó bien el partido para efectuar los cambios sino que será que les faltó actitud, en caso de perder, o que la tuvieron, en caso de ganar. 

A eso se reduce últimamente la interpretación de un resultado. Se trata de una estrategia dialéctica peligrosa, sobre todo para los propios entrenadores que promulgan esa teoría. Si el ganar o perder un partido depende exclusivamente de las ganas que le ponen, como insisten muchos entrenadores, directivos y parte del periodismo, los directores técnicos en el país corren serio riesgo de extinción.

¿Para qué contratar un entrenador de fútbol? Bastará con psicólogo que les haga creer que son mejor de lo que creen y les suba la autoestima. O alcanzará con un preparador físico de estilo militar que les quite el desgano al que se asocian las derrotas. Poco importará si Alianza ataca con tres de punta o solo con uno, si Santa Tecla ha reconvertido a Gerson Mayén en un volante central retrasado, si son compatibles Nicolás Muñoz y Williams Reyes en el ataque del Águila o si Metapán es el que mejor trabaja las jugadas de táctica fija. De eso no se debate. La razón de ganar o perder -además de echarle la culpa al árbitro- siempre será “la actitud”, una palabra tan de moda que amenaza con desbancar a “selfie” como la más utilizada, al menos en el fútbol salvadoreño.