Tras haber ganado entre semana, ahora Águila recibió un duro golpe a su ilusión de ser semifinalista. Universidad se encargó de dar ese castigo, al derrotarlo, con un juego más práctico (2-1).
Fue el partido cierre de la doble jornada en el estadio Cuscatlán. Tanto Universidad como Águila no tuvieron la comodidad para realizar un buen calentamiento, pues saltaron cinco minutos previo al partido y su trabajo careció de intensidad.
Eso derivo a que se tuviera un primer tiempo bastante frío, soso, sin emociones y de muchos bostezos, por parte de la aficionados.
Los migueleños, a pesar de la baja de Isaac Zelaya, repitieron el esquema ofensivo con el que ganaron el partido entre semana (4-3-1-2). De esa forma tomó la iniciativa en el partido, que la idea defensiva de los escarlatas le cerró espacios y le complicó la estrategia, a la visita.
Los primeros instantes tuvo un dinámica en el medio terreno, donde abundaron los toques cortos, movimientos sin balón, marca fuerte y cero profundidad, por ambos equipos.
No se podía hablar de un dominador en este partido y las oportunidades a gol fueron muy escazas. La primera, al minuto 31’, cuando un balonazo a Óscar Cerén, quien corrió por la derecha, le permitió entrar al área y buscar con un pase elevado a Nicolás Muñoz, quien no llegó con comodidad a buscar de rematar la pelota de cabeza y mandó el balón desviado.
El estadio, que se había mantenido en silencio, reaccionó con un solo lamentó, por las ocasión que los migueleños habían perdido y el que se terminó convirtiendo en un castigo, seis minutos después con la anotación de los Pumas.
Marcelo Posadas se equivocó al tratar de jugar para atrás, de cabeza, con su portero, dejando la pelota dividida para que el argentino de los escarlatas, Fernando Ladogana, pudiera definir de primera intensión, de pierna derecha, encontrando en el camino a Coreas cuando salió a achichar el balón.
Águila intentó cerrar el primer tiempo con el empate, pero no pudieron anotar la paridad en dos ocasiones. Al 43’, se les anuló la anotación de Ronald Torres, porque en la jugada previa se sancionó posición adelantada de Williams Reyes, con un remate que pegó en el larguero, al que previamente le había seguido un disparo de Baires, también en el poste.
Después, al 45’, Williams Reyes recibió en el área, un balón raso de Baires, que el delantero controló, se quitó una marca y mandó un disparo cruzado, que se fue desviado.
Entre los aficionados emplumados había mucha desconfianza de que Águila pudiera remontar, pues en el partido no estaba convenciendo y también se acordaron de que el equipo no es el mismo cuando juega en el “Monumental”, pues sus dos visitas anteriores (Marte y Alianza), las había perdido.
Pero ahora había la presión de que Águila tenía que reaccionar, pues en el segundo tiempo ya eran conocedores del triunfo de FAS y el empate de Santa Tecla, con lo que estaban saliendo de la zona de clasificación.
Con esa obligación, los migueleños salieron a arriesgar para la parte de complemento. Un cabezazo desviado de Fredy Espinoza, un tiro sobre la meta de Cerén y otro tanto anulado a Nico Muñoz formaron parte de esa presión que ahora ejercía Águila sobre los universitarios.
Ese acecho se mantuvo por varios minutos del partido, haciendo que se retrasara la Universidad, pero la ansiedad les cortó algunas oportunidades, en las que se pudo tener mejor fortuna.
Los escarlatas se quedaron con el contragolpe y aunque llegaron poco, fueron bastante peligrosos y complicó cada vez que propuso, a la zona baja de los migueleños.
Con las sustituciones, Águila arriesgó todo para empatar, mientras la UES se cerró atrás, para cuidar el resultado y hacer más daño con el contragolpe.
Así fue como Jonathan Jiménez terminó sentenciando la victoria, con un buen gol, de “globito”, por sobre Coreas, quien con la estirada solo hizo más espectacular la definición.
Arsenio Rodríguez pudo descontar para Águila, a nueve del final, pero el equipo estaba tocado anímicamente y ya no pudo reaccionar para lograr el empate.
Contrario la U, que se acercó al tercero, dejando una buena sensación y aún soñando en grandezas, entre las dudas que ahora sienten los migueleños.