La alternativa de los autos eléctricos no es nueva, contrario a lo que pudiéramos pensar, fueron uno de los primeros automóviles de la historia. Es más, algunos sostienen que el primer auto de la historia fue eléctrico, allá por 1832.
El empresario escocés Robert Anderson inventó el que sería el primer y rudimentario auto eléctrico entre 1832 y 1839. Ya para 1850, la idea de un futuro automovilístico a base de electricidad ya había cautivado e inspirado a mucha gente.
En los albores del Siglo XX, en 1899, tuvo lugar un acontecimiento de gran trascendencia cuando el famoso piloto Camille Jenatzy estableció un nuevo récord de velocidad en tierra en París en su descapotable eléctrico en forma de bala “La Jamais Contente” (La nunca satisfecha). Fue el récord de la milla por minuto al alcanzar los 105 kilómetros.
La Detroit Electric Car aprovechó el entusiasmo por el coche eléctrico y en 1907 comenzó a producir vehículos de ese tipo propulsados por baterías de plomo-ácido recargables. Incluso Thomas Edison y Henry Ford invirtieron en una empresa con un gran futuro.
Pero la llegada de la 1a. Guerra Mundial firmó la sentencia de muerte definitiva del vehículo eléctrico de ese entonces. El motor de combustión interna, alimentado por gasolina, curiosamente desarrollado por Ford, fue decisivo para la mecanización de la guerra, donde la velocidad, la durabilidad y la potencia en el campo de batalla eran fundamentales para los nuevos tipos de contienda.
Así, el motor de combustión interna y el vehículo de acero ganaron dos grandes batallas. Una bélica (en Europa) y la otra en el potente mercado de autos de EE. UU. El petróleo le ganó la batalla a la electricidad, pero ¿por cuánto tiempo? Después de un siglo de primeros pasos, progresos y pasos en falso, parece que el coche eléctrico ha conseguido llegar a la edad adulta y comenzar una nueva batalla. Hoy estamos asistiendo al resurgir del coche eléctrico sin precedentes. Su desarrollo está motivado por la escasez de recursos petrolíferos, por el calentamiento global, por las nuevas tecnologías y por el cambio en algunas actitudes.
Quizás sea la primera vez que fabricantes y autoridades de un gran número de países (sobre todo europeos) hacen un gran esfuerzo para darle una nueva oportunidad al coche eléctrico y, con ello, escribir una nueva página en la historia de esta gran batalla de los motores.
Pero aún existen algunos remanentes reacios a abandonar el tradicional vehículo a gasolina. En nuestros días, con más estudios y más recursos, es más fácil ver las características de ambos autos y comparar la mayor conveniencia. Una nueva batalla ha comenzado ¿Quién será el ganador ahora?
Eléctrico vs. combustión
Veamos punto por punto algunas comparaciones que se habría de hacer a la hora de elegir entre vehículos eléctricos o de gasolina.
La contaminación es importante a la hora de elegir un vehículo “verde”, de hecho son fabricados para combatirla. Acá ganan por goleada. Cero emisiones frente a los innumerables tipos de elementos contaminantes que emiten los coches de gasolina, como CO2, o todos los gases de efecto invernadero producidos por la combustión de fósiles. Cada año muere en Europa una media de 225 mil personas a causa de la polución, cinco veces más que por accidentes.
Otro aspecto a favor de los “verdes” es el gasto de energía y dinero. Acá vuelve a verse clara la ventaja sobre los de gasolina. En un mundo en el que cada vez es más común ver como los precios de la gasolina se disparan mes a mes, la alternativa de la electricidad se ve como un ahorro más que evidente. Los coches eléctricos consumen unas seis veces menos dinero que un coche de gasolina convencional.
Otra ventaja de los “verdes” que agradecen muchos es el ruido. Este es un punto muy favorable para los eléctricos, pues al no haber ningún tipo de proceso interno el ruido se disminuye a cero, al contrario que los convencionales, que provocan una gran cantidad de contaminación acústica en las zonas urbanas.
La desventaja en los eléctricos llega con la autonomía. Esta aún no está muy lograda en los coches “verdes”, que tienen una media de autonomía sobre los 200 km, mientras que uno de gasolina puede estar sin repostar 500 km. Aunque también cabe destacar que modelos eléctricos más avanzados superan los 400 km, como el Tesla Roadster. Acá, ganan los de gasolina. Nissan Leaf, eléctrico.
Otro punto a favor de los de gasolina es el repostaje, y es que frente a los pocos minutos que tarda un coche de gasolina en repostar, los eléctricos precisan de más de siete horas para ser cargados por completo.
La complicación llega cuando se habla de precio. Por un lado, hay muchos países que ofrecen ayuda a los compradores de coches eléctricos, como exención de impuesto de matriculación y subsidios de mantenimiento, como en España y Francia, por citar algunos, además, a la hora de recargarlo el ahorro es evidente.
Pero todas estas ayudas no impiden que estos coches, al ser algo relativamente nuevo, tengan un elevado precio, y solo estén disponibles para un grupo pequeño de gente. Una ventaja muy favorable para el auto a gasolina, que sigue siendo la mejor alternativa para países de poco desarrollo. Esta vez parece que los eléctricos han resurgido para quedarse y dar una buena batalla que, quizás, les ayude a ganar la guerra. Total, fueron los primeros en la historia.
La “Jamais Contente” el vehículo que revolucionó la industria de los autos en albores del siglo pasado.