Tanto el partido como el Marte, agonizaron a eso de las 8:50 p.m. del sábado. El juego terminó para siempre, pero Marte sobrevive, y está en estado delicado.
Jorge Morán, volante del FAS, ingresó en el juego ante Marte sobre el final. “Jorgito” se vistió de arquero medieval, desenfundó la fecha, y mandó desde la media cancha un certero envío a la meta marciana.
Denis Salinas, arquero de Marte, quizá pensó en ese momento más en el juego ante Pasaquina la próxima semana. O quizá no. Lo cierto, es que se distrajo en el flechazo lejano de Morán. Y Marte fue arrodillado en el césped del Quiteño.
En la trayectoria del cuero, justo cuando entró en el área, Salinas se confió en exceso y pensó que podría llegar a tiempo, para evitar el segundo gol de FAS. Pero no fue así.
El balón dio un pique traicionero, que fácilmente era vaticinado desde el sentido común. Por lo irregular del terreno, era lógico que un rebote del redondo podría desencadenar cualquier movimiento que no se pudiese controlar.
La indecisión se apoderó de Salinas tras dejar a un lado la distracción. Cuando recuperó quizá la lucidez necesaria en cuestión de segundos para ir por la caprichosa, tomó una mala decisión. No le entró a la pelota con el atino necesario, y este se marchó despacio hacia su destino, la meta.
El esférico entró y desató el júbilo fasista, resignado en ese momento a la victoria por la mínima. En Marte, la vergüenza y el desconcierto se activó.
Un gol para enmarcar, o un error para señalar. Cada quién es libre de opinar lo que más le parezca. Determinar y juzgar la culpa o el mérito del gol solo restará a quien sea seguro, la sensación de disfrutarlo, o quizá sufrirlo.
Es por eso, que lo invitamos a observar.