Tiempo de corregir

Una columna de Fernando Palomo

descripción de la imagen

El Mágico González tiene un libro que habla de su historia. Lo lanzaron en España. Foto EDH

Por Fernando Palomo | Twitter: @Palomo_ESPN

2015-04-26 5:59:00

Fue una mañana de anécdotas, de hace unos años atrás. Una reunión entre dos generaciones de mundialistas. Hay frijoles, tamales y café capaces de unir a los jugadores que nos dieron las más grandes alegrías futbolísticas.

No hay voces más genuinas que la del futbolista para contar la historia de nuestra pasión. Dos generaciones unidas en una mesa de cuentos de lo que fue ser futbolista de profesión en El Salvador, un país sin fútbol profesional. 

Entre anécdotas de fútbol que aún no tienen fin, fueron pasando tazas de café. De pronto uno de ellos recibe una llamada, atiende su celular y en menos de un minuto el tono de la charla cambió abruptamente. Un excompañero de algunos de la mesa llamaba para pedir un favor. Era suficientemente conocido por todos en la mesa como para que su nombre no necesite presentación.

“Necesito sesenta dólares para una medicina” era el mensaje. Pocas palabras para tanta contundencia. El deportista nacional queda expuesto a una realidad para la que no la que no se ha preparado una vez y deja de sacrificarse en la práctica de cualquiera que sea su deporte. 

Esa mesa de historias y jovialidad, se apagó. Un miembro de la fraternidad de futbolistas nacionales necesitaba de ayuda. El fútbol les dio poco más que reconocimiento público, los instaló en el lugar de leyendas mientras deslumbraban en los campos. Cuando salieron de los campos, cayeron en el olvido. Algunos hoy se debaten entre la calle y un techo con goteras.

Esa es la realidad de quienes le dieron mucho al deporte nacional y que el país poco les ha regresado.

Ahora surge el ofrecimiento legislativo de establecer una pensión vitalicia para Jorge González, un par de días después de conocerse que los diputados se repartirán bonos de medio año, en abril. Cuestiono el momento en el proponen algo que debió hacerse hace mucho tiempo. Dudo de la motivación que los impulsa a la propuesta y a la trascendencia de la propuesta en sí.

No dudo que el Mágico merezca lo que ofrecen, pero si dudo que sea el único que lo merece. Su propuesta tiene mucho sentido mediático, parece extremadamente limitado. Demasiado poco. 

El deportista es un activo nacional solo cuando produce, después es sólo una muestra de una sociedad carente de cultura deportiva. Los errores dejan de serlo cuando se corrigen. Es tiempo de corregir, ser justos y consecuentes con los de ayer. El Mágico merece un reconocimiento por lo que hizo, pero ¿y los demás?.

El establecimiento de un fondo de pensiones vitalicio para los mundialistas del 70 y 80 y los atletas olímpicos es necesario. El Mágico estaría de acuerdo en ello. Todos fueron leyendas entonces y lo seguirán siendo mañana cuando las necesidades aumenten. 

Aquellos veteranos volvieron a su charla. Pidieron una jarra de café caliente y de la llamada de su compañero pidiendo ayuda pasaron a otros temas. Recordaron que el gobierno nunca les pagó el premio que les prometió por ir al Mundial de México en 1970.