Los 12 del patíbulo

Todo parece indicar que el próximo torneo tendrá más equipos y nuevo formato. ¿Una buena idea o un disparate?

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Jugadores de Metapán celebran uno de los 2 goles anotados al FAS en el estadio Calero Suárez, de Metapán.

/ Foto Por Húber Rosales

Por Claudio Martínez - Twitter: @martinezchino

2015-04-30 8:07:00

En un punto tienen razón los directivos de la Primera División: algo hay que hacer porque así este fútbol se muere. Pues bien, proponen un paquete de medidas para cambiar radicalmente el status quo del fútbol salvadoreño que espera la aprobación de la Fesfut: venta de franquicias, 12 equipos, topes salariales… Y todo en tiempo récord. Se pide ya para que se ejecute dentro de un mes… No parece demasiado serio. Y hasta se le puede quitar el “demasiado”.

En un fútbol donde algunos jugadores se tienen que lavar sus propias camisetas y donde otros no tienen ni para pagar ni siquiera el boleto del autobús que los lleve al entrenamiento, seguir hablando de esta actividad como fútbol profesional es, como mínimo, pretencioso.

A menos de cuatro meses de venderle el nombre de la liga a una marca de gaseosas –por eso se llama Liga Pepsi-, lo cual está bien, la Primera División admite que el dinero no le alcanza. O que quiere más. Y a pesar de las penurias de los futbolistas por cobrar sus salarios atrasados, una de las ideas es agregar dos equipos más y tener un torneo de 12. Suena disparatado a todas luces. Por el número de clubes, claro, pero sobre todo por el momento. Si se pretende ampliar el número de participantes, ya algo bastante discutible, por lo menos debe anunciarse con un año de antelación para que las reglas del juego sean claras de antemano.

Incluso la gestación de uno de los mayores absurdos del fútbol mundial, el famoso campeonato argentino de 30 equipos, fue anunciado con la suficiente anterioridad como para que los clubes se prepararan para esos ascensos masivos -10 para ser exactos- que iban a venir.

Si se quisiera tener 12 equipos, lo más lógico sería que se implemente en la temporada 2016-17, donde ascenderían tres de la Segunda División para llegar a esa cifra. Claro, ahí primaría lo deportivo. Pero como lo que necesitan es dinero urgente, lo pretenden hacer ya mismo y por el camino más fácil: vender dos franquicias, en teoría en 100,000 dólares cada una.

En ningún fútbol serio, y eso es fácilmente comprobable, se venden y se compran categorías. Una vez más aplica la frase de Rubén Israel, aquella de “ya que tanto ven fútbol internacional, al menos podrían aprender algo de su organización”. Las categorías se ganan y se pierden en la cancha (o por algún castigo), pero no por dinero. Han descendido el Manchester United, Liverpool, Milan, River Plate, Palmeiras, Atlético de Madrid, Manchester City, Corinthians y Juventus y el mundo siguió su curso.

Claro, recibir 200,000 dólares en concepto de franquicia de la noche a la mañana es algo muy tentador. Y para justificar hasta pueden poner el ejemplo de la MLS, que funciona así. Bueno, no tanto, primero porque no es exactamente una compra y segundo porque para garantizar una franquicia se deben dar determinadas condiciones, entre ellas aprobación del estadio, potencial de la plaza, etc. Y, lo más importante, se hace con suficiente tiempo, todo está planificado. Hace dos meses acaban de aprobar el ingreso del equipo de Minnesota a la MLS… que será a partir de 2018. Sí, dentro de tres años, no dentro de dos meses.  

El tema de las franquicias tiene otro problema. No estaría mal imitar la organización y el esquema del fútbol estadounidense, pero habría que hacerlo completo, no a medias tintas. Eso significaría la abolición absoluta de los descensos, como ocurre en la MLS y en todos los deportes de EE.UU. Cuando uno es dueño de una franquicia sabe que por peor que la vaya en una temporada, a la siguiente seguirá ahí para arrancar de cero como si nada hubiese ocurrido. ¿Serán capaces aquí de abolir para siempre los ascensos y descensos? Difícil. Además, a veces la lucha por el último lugar es lo que más emoción le da a un torneo.

Pero, por otra parte, si se siguen manteniendo los ascensos y descensos, comprar una franquicia pasa a ser un negocio riesgoso. Invierto 100,000 dólares y puede que al cabo de la primera temporada ya no pertenezca a la Primera División sino a la Segunda. ¿Estarán dispuestos a pagar tanto dinero si no hay una garantía de permanencia? No lo sé, aunque seguramente los directivos lo habrán estudiado detalladamente antes de elaborar su propuesta.

Además, que aparezca alguien que pague los 100,000 dólares, compre una franquicia y arme un equipo –incluso con buenos jugadores- no será garantía de que el público vaya a verlos. Hay algo que se llama identidad. Ningún club formado de la nada llenará estadios de un día para el otro.

Es más, tampoco es garantía, ni siquiera, si los que compran la franquicia fueran equipos cuyas plazas en Segunda División tienen cierto arrastre popular como Firpo o Chalatenango. Solo hay que recordar que los últimos años en Primera, el promedio de espectadores de Firpo no superaba los 800. Y Chalate, en su versión Alacranes del Norte, tiene el récord de “partido con menos espectadores en torneos cortos”: 66 personas contra Metapán en 2010.

Como si fuera poco, el aumento de equipos a 12 y la clasificación de 8 de ellos a la siguiente fase no solo fomentará la mediocridad (avanzarán incluso algunos de media tabla para abajo) sino que pondrá en aprietos a los clubes, que jugarán más partidos, más meses del año y por lo tanto deberán erogar más meses de salario a sus jugadores. Si no pueden pagar 9 o 10 meses, ¿cómo harán para pagar 11 o 12?. Es cierto que a más partidos habrá más taquillas, pero todos sabemos que el dinero de boletería no es demasiado y en algunos casos hasta arroja pérdidas.

La incorporación de dos centroamericanos como “comunitarios” y sin ocupar plaza de extranjeros no está mal. Lo del tope salarial para jugadores, en cambio, cuesta entenderlo. Con topes, que en definitiva son límites, lo único que se logrará es que los mejores jugadores se vayan a otras ligas donde le paguen mejor o directamente no vengan. Por poner un ejemplo exagerado, si Águila decidiese fichar a Ronaldinho no lo podría hacer. Otro caso, los clubes de Guatemala y Honduras fácilmente podrían llevarse a Héctor Ramos, el goleador del torneo local, ofreciéndole un contrato por encima del límite y sería imposible de retener. Pero peor aún sería que ese tope sea burlado por los propios dirigentes que lo han propuesto en la carrera desesperada por arrebatarle el fichaje a otro. Es decir, te firmo por tal cantidad pero por debajo de la mesa te entrego el resto, una práctica que ya sea hace pero hasta aquí solo para pagar menos impuestos.

Es cierto que hay que hacer algo, y es cierto que el fútbol necesita generar más dinero para no morir. Pero hay medidas que lejos de resucitarlo pueden terminar de hundirlo más, el famoso salvavidas de plomo. Por momentos parece una misión suicida como aquella de la película estadounidense sobre la Segunda Guerra Mundial llamada “Los 12 del Patíbulo”.

Negarse a los cambios porque sí no tiene sentido. Uno puede criticar, pero también proponer… ¿Cuál es el principal ingreso de los clubes a nivel mundial? Los derechos de TV. Ese, por ejemplo, es un punto a explotar. La Primera División, como institución, debería negociar los derechos de televisión en representación de los 10 o 12 equipos. Y no con un solo canal, sino con varios, como es en gran parte de Europa. Si va a haber 6 juegos por fin de semana, que se repartan de manera que TCS, que seguramente pagará más, se quede con tres partidos, y que los otros tres sean, por poner un caso, de Canal 21, Canal 33 y Canal 12. Ningún equipo será exclusivo de ningún canal, aunque quien más aporte tendrá mayor cantidad de juegos de los equipos grandes. De esta manera, a la Liga le entrará dinero no de un canal sino de cuatro, o cinco, que luego será repartido entre los equipos según se acuerde. A diferencia del dinero de las franquicias, que solo podrán venderse el primer año -a menos que luego decidan jugar con 14 equipos-, la venta de derechos de TV es un ingreso seguro año a año.

También se necesita trabajar en marketing, pero en serio. ¿Por qué no instalar el premio al jugador de la semana o al jugador del mes y aprovechar para sumar un nuevo sponsor? Así hacen, por citar algunos casos, en la Premier League y en la MLS.

Otra manera de ganar dinero es ofreciendo abonos anuales o por temporada para asistir a ver todos los juegos de local de determinado equipo. Eso funciona en Europa muy bien. Por ejemplo, uno compra el abono para ver a FAS todo el año (mínimo 18 partidos de local) y paga -por decir algo- 120 dólares, si se quiere en varias cuotas para que no duela tanto. Al aficionado le saldrá más barato que comprar entradas individualmente y a su vez estará comprometido a ir al estadio, porque ya pagó anticipado. Algunos dirán que Águila hizo algo parecido y no les funcionó, que solo vendieron 49 carnets. Pues no era exactamente eso, ese carnet de socio era en realidad algo que ofrecía descuentos, pero no la comodidad de asistir a todos los juegos sin tener que pasar por boletería.

El fútbol salvadoreño está en estado crítico y algo hay que hacer. En eso coincidimos todo. Pero dependerá de la sabiduría de los que tienen las riendas y de sus decisiones que el enfermo vuelva a caminar o quede postrado para siempre.