Soy de los que salieron molestos del Cuscatlán el pasado 14 de noviembre de 2014. Ahí vimos cómo Panamá ratificaba que nos tiene la medida, y superó al equipo de Albert Roca por 3-1. Nunca nos había ganado ahí… dolió, pero después de la cólera llegó la conclusión, que no es solo mía: Duele, pero es normal que Panamá nos ganara, porque lleva años de estar haciendo las cosas mejor que nosotros.
Este domingo, Panamá volvió a demostrar lo que tiene: un futuro prometedor. Su selección Sub 20 le ganó 1-0 a la gigante Estados Unidos con gol de Carlos Small (ironías del destino, que un apellido así derrumbara al grandote Tío Sam), un paso enorme hacia el que sería su quinto mundial en dicha categoría, tras participar en las copas del mundo de 2003, 2005, 2007 y 2011.
Panamá no se clasificó a Turquía 2013 y El Salvador sí, es cierto. Pero no podemos obviar el “fenómeno canalero”. Algo, mucho, están haciendo bien. Lo de ayer contra los de Tab Ramos (por cierto, con Junior Flores como titular) no entra en la casualidad, sino en el trabajo, en los procesos, en la apuesta por mejorar.
Nuestro fútbol necesita ser humilde y estudiar qué ha hecho Panamá para crecer, encontrar nuestra versión cuscatleca y seguir el camino. Mal haríamos en ignorar cómo los vecinos han avanzando y seguir rumiando paternidades que ya no existen más.