Carlos Cañas, un futbolista diferente

El portero de la Sub 20 llevó sus libros al Premundial. Nació en Estados Unidos, estudia criminología y no piensa tanto en el fútbol profesional. Su padre, un militar, fue combatiente en la guerra.

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El portero de la Azulita llevó sus libros a Jamaica para poder estudiar en sus ratos libres.

/ Foto Por Claudio Martínez

Por Claudio Martínez, enviado especial a Montego Bay, Jamaica | Twitter: @martinezchino

2015-01-13 6:46:00

Hubo un día que Carlos Cañas se dio cuenta que no podía seguir siendo delantero. No necesitó que ningún médico se lo recomendara, él mismo llegó a esa conclusión: sufría de asma y sabía que no podía aguantar el ritmo sin que le faltara el aire. Por entonces tenía 12 años y el único remedio para seguir en el fútbol era como portero. “Así que fui al arco, al principio atajé algunos chiripazos y de a poco fui aprendiendo”, dice Cañas, hoy portero titular de la Selección Sub 20.

Carlos nació en Fairfax, Virginia, Estados Unidos, país donde todavía reside. Es el único hijo de una familia que integran su madre, venezolana, y su padre, salvadoreño que escapó del país a mediados de los 80 luego de participar en forma activa en la guerra.

-¿Qué te dice tu madre venezolana que elegiste El Salvador?

Nada. Está feliz. Ella es de  Barquisimeto, pero en Venezuela no hay tanta tradición de fútbol, allí prefieren el béisbol. Ella está contenta, se ha hecho una patriota salvadoreña y viene al país dos veces al año.

-¿Sos único hijo?

-Sí, único hijo, pero trato de ayudarlos en todo lo que puedo. Ellos la pasaron muy mal en su momento. Ahora mi mamá cuida gente adulta y mi papá maneja un camión comercial para una empresa de basura, están bien. Pero cuando vivían en sus países vivieron momentos muy difíciles, no tenían ni para ropa ni comida. Muy triste. Mi papá, que es de Cabañas, vivió y peleó en la guerra.

-¿Para qué bando?   

-Combatió no para los guerrilleros, para la otra parte, para los militares. Combatió como cinco año, su apodo era ”Ojo de águila”, porque tenía una capacidad especial para detectar a los francotiradores escondidos. Mi papá era portero, aunque me cuenta que también jugaba como delantero.

-¿Llegó a jugar en Primera?

-Estuvo a un día…

-¿Cómo?

-Sí, justo cuando lo iban a fichar para Once Lobos, ese día justo se tuvo que ir del país para Estados Unidos porque su hermano ya le había pagado a un coyote para que lo pasara. Exactamente el día que tenía que presentarse estaba abandonado el país. Pero él no se arrepiente, sobre todo porque me tuvo a mpi y yo estoy jugando. Yo estoy viviendo su sueño.

¿Y tu carrera?

A los 15 entré a la academia de DC United. Ahí coincidí con Romilio Hernández, uno de los jugadores de esta Sub 20 que también estuvo en Turquía. Para el Mundial yo tenía 17 años. Después entré en la Universidad de Longwood, y ahí soy el capitán del equipo. Llevo ya un año y medio ahí estudiando Criminología. Me gusta porque es una ciudad pequeña, se llama Farmville, como el juego, donde son casi todos estudiantes.

Está claro que tu prioridad es el estudio…

Por ahora sí. Este lunes comenzaron las clases y yo estoy aquí, no es que me esté quejando, al contrario… Me traje tres libros para tratar de estudiar en los tiempos libres. Cuando uno va a la universidad tiene que pensar qué va a hacer el resto de su vida, y eso lo digo sin saber si en algún momento me va a salir un contrato para jugar al fútbol.

¿Por qué Criminología? Viste muchos capítulos de CSI…

Sí, sí, me gusta… Es que me puse a pensar que quiero ser, y no me imagino detrás de un escritorio en una oficina, no soy ese tipo de persona. Tengo que hacer algo, bombero, doctor, algo activo… Otra opción era el ejército, pero es algo muy peligroso. Esto es algo entre medio, porque te encargas de la investigación. Requiere más de cabezas de que de manos, aunque aun asi sigue siendo peligroso porque están investigando a los criminales.

¿Y no te ofrecieron jugar en El Salvador?

Sí, me ofrecieron en los meses que estuve preparando la eliminatoria allá. No dije que no, dije que lo iba a pensar. Luego me di cuenta que lo mejor era el estudio. En El Salvador ganaría algo de dinero, aquí con el fútbol no gano nada pero me están dando una beca… Pero también sé cuando esté graduado podría ganar de cinco a siete veces más que en el el futbol. Y me quedan dos años para acabar la carrera. Por eso mi enfoque es estudiar. Si saliera un contrato importante lo analizaría…

¿Cómo es tu relación con el Tuco Alfaro?

Es un hombre muy sabedor, mundialista. Muy estricto..  Es respetable ser entrenador de un país, donde un día te tienen por el cielo y al siguiente te dan por las patas. Lo conocí en Washington, yo venía recomendado por Marlon Menjívar y Ronald Cerritos, que fueron mis entrenadores, pero luego uno tiene que mostrar algo.

-¿Vos sos te los que se pagaron su vuelo para buscar un lugar en Turquía 2013?

-Tal cual. Fui uno de esos 25 muchachos. Yo pagué mi vuelo a El Salvador, unos 800 dólares, Solo nos devolvían el dinero solo si quedábamos en el plantel que iba al Mundial. Eramos cinco porteros, y solo podían quedar tres, al final fuimos Rolando Morales, Fito Menéndez y yo. Fueron dos meses durísimos, los más duros en mi etapa de futbolista… De hecho, en esos días terminé mi bachillerato, en El Salvador, por Internet, porque justo coincidió que estaba allí en esos meses previo al Mundial. Me acostaba a la una de la mañana estudiando y a las cinco y media nos levantábamos para ir a la playa a entrenar. Me costó mucho, pero lo logré. Por todo es que mi padre está orgulloso, él no pudo jugar pero yo cumplí su sueño.