Esta selección Sub 20 está acostumbrada a las emociones fuertes. Parece que los minutos finales no son de relleno. Todo lo contrario, han sido tan trascendentes que en los tres partidos ha ganado y ha perdido puntos importantes al filo del silbatazo final. Han sido de infarto, se palpitaciones disparadas. Esta vez, por suerte, la ruleta rusa le favoreció y acabó encontrando en el 90 + 3 un 3-2 sobre Canadá que lo pone de vuelta en la lucha por la clasificación para un boleto para Nueva Zelanda.
El fútbol a veces -no siempre- hace justicia. Y esta vez lo hizo con Romilio Hernández, el muchacho nacido en Estados Unidos que había quedado devastado después de que una mano suya, totalmente involuntaria, ocasionó en penal al 88’ con el que Haití se llevó un empate tan cruel como inmerecido.
Hoy fue el propio Romilio el que se redimió, empujando una pelota que había quedado muy cerca de la línea de gol después de que le rebotara a Roberto Domínguez y se desviara en un canadiense. Fue el 3-2 final, cuando el tiempo ya se extinguía y ese empate parcial servía de poco. Por eso se gritó con tanta euforia, era el gol para mantener las ilusiones intactas de seguir peleando.
Para este tercer juego, Alfaro puso por primera vez de titular a César Flores para jugar a la par de Narciso Orellana. La dupla funcionó a la perfección en la primera etapa, donde El Salvador controló el partido a su antojo, generó numerosas ocasiones y se fue ganando gracias a un bonito gol de vaselina de Bryan Pérez, precedido por un pase de taco de Villavicencio. De Canadá, salvo una escapada de Cyle Larin bien bloqueada por Domínguez, no había noticias.
Si algo le cuesta a esta selección Sub 20 es cerrar los partidos en los que va ganando, o al menos gestionar mejor la ventaja para no sufrir. Ante Canadá, apenas pudo aguantar dos minutos las dos veces que estuvo arriba en el marcador. Y la tercera vez, por suerte, tras el gol se acabó el partido…Menos mal.
Lo cierto es que al volver de camerinos, cuando el equipo podía gozar de más espacios, en la primera jugada seria de Canadá, al 47’, el recién entrado Hanson Boakai -un auténtico demonio con la pelota- hizo un slalom que terminó con los canadienses celebrando el 1-1. Volver a empezar, y con el reloj como principal enemigo, además del árbitro jamaiquino que ignoró un par de jugadas violentas en el área canadiense.
La Selecta sintió el impacto y ya no volvió a ser el equipo dominador de la primera parte, solo Villavicencio mantuvo su nivel y se cargó el equipo al hombro hasta desequilbrar con un zapatazo impresionante para volver a recuperar la ventaja: 2-1. No hubo ni tiempo para celebrar. Fue sacar del medio, y Canadá otra vez empató en la jugada siguiente gracias a una combinación entre Boakai y Froese, ante el desconcierto de toda la defensa. Otra vez a remar…
Cuando el tiempo se escurría, cuando los espacios se achicaban y todo parecía en contra, llegó la jugada del final. El Salvador era el único que quería ganar, aunque Canadá, aprovechando el desconcierto, casi lo gana en un par de contraataques que fueron interceptados a tiempo. Estos llegó ese tiro libre. Todos sabían que era la última del partido. No había reloj en el estadio, pero la sensación era que después de esa se terminaba… El balón sin dueño, los rebotes, la pierna de Romilio y la locura. El Salvador, a hierro mata, a hierro muere. Hoy le tocó matar, y por eso sigue con vida en el Premundial.
Video tomado de Concacaf en YouTube