Roberto Carlos Domínguez, suspendido por doble amonestación, tuvo que ver el partido desde las gradas, aunque en el entretiempo bajó al camerino con sus compañeros. El defensa de Juventud Independiente se comió las uñas de impotencia viendo el juego junto a Neto Góchez y el federativo Emerson Ávalos.
Ante la falta de afición salvadoreña, la única con la camisa azul en el estadio era Mitzie, la chofer del bus de El Salvador, quien asistió a todos los partidos a pesar de no ser muy conocedora de fútbol. Alentó desde la platea ante la mirada extraña del resto.
Por primera vez en el Premundial, los capitanes de cada selección fueron invitados a participar de una campaña para apoyar una campaña sobre el VIH. Luego de la ceremonia de los himnos, Narciso Orellana tuvo que leer un alegato.
Casi una decena de aficionados de Estados Unidos poblaron el Catherine Hall de Montego Bay en el juego contra El Salvador. Todos eran familiares de los jugadores. Una de ellas era la mamá de Ben Spencer, autor del primer gol, quien viajó especialmente desde Albuquerque, Nuevo México.