Salvador Guandique fue el primer empresario en traer luchadores extranjeros y consiguió llenar el viejo Gimnasio Nacional con los mexicanos Black Marvel, Mario Cerón quien luchó con los nombres de El Mounstro y La Cebra; y el joven Black Diamond cuyo nombre de pila era Félix Nájera Cosme. Tambien vinieron Cien Gramos, El Enmascarado Azul, El Conde Norvina, El Negro Badú, Charro Montes, Buddy Montes y Upper Man.
A finales de los años 50 apareció un nuevo promotor José Francisco Panameño Zelaya, quien llegaba con nuevas ideas y mayor capital disponible. Por entonces Guandique desaparece del tinglado y da paso a Panameño quien inicialmente montó un gimnasio de donde saldrían El Apache, Kaly Valdez, El Oso Chacón, El Lobo Rubio, El ZAZ I, El Gran Chema, El Ángel Negro y comenzó a programar carteleras tal como se les llamaba. El suceso fue tan grande que el viejo Gimnasio Nacional se volvió insuficiente y se tuvo que trasladar la actividad al Cine Popular donde la lucha llegó a su punto más alto.
Fue cuando vivieron luminarias como El Santo, Blue Demond, Black Shadow, Adolfo Bonales, Gori Guerrero, El Perro Tobeño, Relámpago Cubano, Gori Casanova, Rayo de Jalisco, Karis La Momia, el jamaicano Dorrel Dixon, los japoneses Sugi Sito y Orokisito, El Enfermero, El Nazi, El Verdugo Nazi, El Cavernario Galindo, El Carnicero Butcher, El Carnicero Grimaldo, El Médico Asesino, El Bello Califa, Los Invasores, Coloso Colosetti, Los Invasores, Tarzán Bonada, Ray Mendoza , Tonina Jackson y un largo etcétera..
El Cine Popular
En quel viejo recinto en pleno corazón de la capital se montó un ring y se acondicionaron las precarias instalaciones para realizar las carteleras donde abundaron las batallas campales, los aficionados elegían a sus favoritos nacionales, que le hacía frente a los venidos de afuera. Se cuenta que uno de los más asiduos era el político Roberto Canesa tan identificado con el pueblo, que del ring side se pasaba por aclamación a los graderíos populares.Fueron momentos estelares para Tony Jackson, El Bucanero, La Sombra, El Magnífico, El Olímpico, El Chato Monterrosa, Demonio Azul y Alirio Lio, un chileno radicado en el país que había fundado su propio gimnasio y luchaba con el nombre de La Incógnita y hacía delirar a la afición con La Salvadoreña, un tope en que se lanzaba por encima de la tercera cuerda y hacía impacto en la humanidad de los rivales que se encontraban abajo del ring.
Muchas máscaras rodaron por el suelo, otras tantas cabelleras bien cuidadas fueron cortadas. Por entonces el judoca nacional Mario Castro, también periodista deportivo había venido de Europa y retó al mexicano Indio Ray Mendoza. Fue todo un suceso, el primer encuentro fue ganado por el mexicano pero posteriormente Mario Castro cobró venganza en una pelea que fue largamente comentada y hasta se dijo que el azteca se había vendido.
Entre los llenos mas epectaculares se recuerda el combate por el campeonato del mundo entre El Olímpico y Barba Roja, la cola de gente salía del Cine Popular y daba vuelta a la manzana hasta llegar al edificio de la Policía Nacional.
La televisión hacía su parte y montó en los estudios carteleras en vivo con la narración del recordado Miguelito Álvarez que hacía las delicias de los televidentes con sus ocurrencias y sobrenombres.