Es una buena señal

El ??guila rectifica y permitirá que los periodistas puedan asistir a cubrir los partidos sin pagar

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La afición de ??guila fue amplia mayoría el 21 de diciembre en el estadio Cuscatlán.

/ Foto Por Archivo

Por Manuel Cañadas | Twitter: @memecanadas

2015-02-06 4:14:00

El fútbol nacional se encuentra gravemente enfermo y es evidente que necesita de cambios fundamentales, que permitan la corrección funcional de un sistema que requiere de profunda cirugía.

Hasta ahora solamente hemos tenido amagos y hay gente interesada en mejorarlo mediante planes de acción que se quedan en lo teórico, pues se carece de seriedad y se prefiere el camino de la anarquía, el acomodo a situaciones que no son lo mejor para su práctica. 

En tales condiciones el camino se ve lleno de malezas, ríspido, inseguro y empinado, con el agravante que las medidas tomadas, más parecen patadas de ahogado o parches de emergencia. Y cuando todavía no ha pasado el asombro por el ridículo que hizo la dirigencia en el último torneo, en que a oscuras se realizó una premiación, ante risas y burlas y se quedó mal con los patrocinadores y los aficionados, en los últimos días se les ocurrió cobrarle 84. 75 de dólar a los periodistas por las credenciales para ir a cubir un evento del cual en esencia son promotores. 

Al parecer el impulso que los ha movido para cometer tal desaguisado es la falta de aficionados al estadio, la elevación de las planillas de los equipos y otros gastos que contribuyeron a que se embarcaran en tal despropósito. 

Entendemos que las líneas de acción, o en este caso, salidas desesperadas responden a las obligaciones que han asumido, pero no es tomando medidas disparatadas que atentan contra el mismo espéctáculo que van a resolver sus problemas. Ellos no han advertido que sus gestiones son válidas en la medida que sean consecuentes con la realidad de nuestro fútbol, debe haber coherencia en sus determinaciones y apuntar hacia lo justo y deportivo. 

Ser excesivamente jurídicos, disparatados o anteponer los intereses sectarios por los generales puede desviarlos hacia otros cauces y caerse en lo antideportivo o el ridículo, trayendo como consecuencia la inconformidad y el descrédito, aunque esto último parece no importarles. 

Pero no todo está perdido en la viña del Señor, ayer se supo de un comunicado en que la dirigencia del Club Deportivo Águila se desmarcaba de tal situación y pedía a los medios la respectiva documentación para poder acreditar a los periodistas para cuando jueguen en su estadio.

Una medida plausible desde todo punto de vista y un buen comienzo para remedar tal entuerto. Nosotros hemos sido tajantes al aseverar que apoyamos toda medida tendiente a mejorar nuestro fútbol, debemos entonces señalar que cuando se enmiendan los errores y se rectifica a tiempo, ya se está trabajando en ello. Saludamos la actitud con la convicción de que es lo mejor que se puede dar partiendo de que el Águila es presidido por académicos honorables como Pedro Arieta y sus hijos, que han llegado al fútbol como una savia nueva. 

Personas apreciadas cuyas decisiones no van a estar enajenadas a caprichos y ligerezas. Con tal actitud demuestran que practican la lección de la justicia deportiva que pregonan, pues su sentido jurídico se los dicta, asumiendo la responsabilidad de rectificar una medida equivocada que ha provocado adversos comentarios.

Quienes estamos en esto de la información deportiva aspiramos que nadie nos pisoteé y hemos aprendido a cumplir las disposiciones emanadas por los entes rectores cuando son justas y atinadas, por eso podemos convertirnoS en severos fiscales cuando actúan al revés. 

Antiguamente los equipos eran dirigidos por familias cinco estrellas, no por acaudaladas sino por honorables. Y para muestras varios botones: Charlaix y García Prieto en el Águila, Sol Meza en Alianza, Monedero y Battle en el FAS, Rengifo en el Platense, Salaverreía en el 11 Municipal y el Sonsonate; Palomo Sol en el ADET, Safie en el Juventud Olímpica, Llach en el Santiagueño, Handal en el Firpo. Ahora por riguroso contraste nos pasa como al cantante Alejandro Fernández, hemos perdido varias estrellas.