Pocos futbolistas nuestros han perseverado por jugar en el alto nivel como Efraín Junior Burgos. Le ha tocado batallar contra la adversidad y aunque a veces ha dudado, y se ha preguntado a dónde han ido a parar sus sueños, en cada uno de sus episodios, ha mostrado renovados ánimos, un gran valor en la oscuridad.
En realidad ha tenido como base fundamental una bella familia que siempre lo ha apoyado y aunque su paso por el fútbol de Chile, Alemania, Toronto y los Estados Unidos no sido el mejor, si ha enriquecido su hoja de vida futbolera. El Junior se desempeña con gran eficiencia en la mediacancha, tiene un buen disparo desde fuera del área, cobra los tiros libres con mucha potencia, colocación y por sobre todo conduce el balón con la frente levantada, como corresponde a un crack.
Todo eso no han sido argumentos suficientes para que sea considerado en un equipo nacional, dentro de un ámbito donde hemos visto aparecer y desaparecer jugadores extranjeros que no llenan ni los mínimos requisitos. Su mejor momento ha sido cuando fue llamado por Albert Roca a la selección, antes todo se había quedado en asomos, pero ahora se le presenta la oportunidad de ser el primer cuscatleco en jugar oficialmente en Colombia, aunque en el pasado Juan Carlos Padilla realizó una prueba sin éxito.
El recién ascendido a la primera división de Colombia, el Córdoba se mostró interesado en contratar sus servicios y ahora tras la firma espera debutar. En los últimos tiempos hemos visto con especial entusiasmo la promoción de jugadores nacionales al extranjero, pero luego de la euforia que ello implica, ha venido un desencanto porque ninguno ha logrado consolidarse, pues viajan solamente para conocer, entrenar con su equipo, jugar minutos y regresar con más pena que gloria, aunque ha habido una que otra excepción.
En el ultraprofesionalismo actual, las condiciones naturales no son suficientes para llegar y mantenerse, es imprescindible una cultura profesional de la que todavía carecemos. De ahí que las personas que trabajan con prospectos que tengan la viñeta de exportables deben corregir aspectos negativos de la formación y perfeccionamiento de los jugadores, para que junto a la reconocida base aptitudinal, se puedan producir profesionales de tan alto nivel que viajen a otras latitudes a jugar y no fallen en el intento.
El fútbol mundial está lleno de numerosos casos, grandes jugadores ejemplo de profesionalidad quienes, más allá de su talento, han logrado mantenerse durante años en el primer nivel. Por eso se debe trabajar en el aspecto mental y emocional del aspirante para que pueda alcanzar objetivos a través del esfuerzo continuado.
Está claro que se debe tener una buena aptitud física técnica, pero además el conocimiento de los conceptos de juego. Un jugador debe saber que una óptima nutrición y un adecuado descanso son indispensables paramejorar el rendimiento, lo cual les ayudará a confiar en sus capacidades.
Y hay algo que debe ser prioritario, seguir las instrucciones de quienes lo dirigen, poniendo de su parte su iniciativa y lo mejor de sus potencialidades, actuar de acuerdo con las libertades que le ofrece el juego y por supuesto, el técnico. Y por ahí viene la cultura táctica y el aspecto disciplinario.
Entre las características esenciales del buen jugador están la regularidad, la solidez, la permanencia y el concepto de equipo. Los grandes futbolistas dedican tiempo adicional para mejorar sus debilidades y perfeccionar sus virtudes, se exigen al máximo en cada una de sus actividades, se adaptan rápidamente a las distintas circunstancias que les plantea su devenir profesional y se ajustan a las normas y valores que rigen la institución a la cual pertenecen.
Efraín tiene una buena fundamentación, ama al fútbol quizas desde antes de nacer y, tiene una buena formación como persona. Desde esta líneas queremos desearle la mejor de las suertes en tierras cafeteras a nuestro querido Junior.