No importa la situación que ha estado viviendo FAS. Amado Alejandro Abraham Vega siempre pasa pendiente de su equipo mimado en El Salvador. Este exjugador del cuadro santaneco, argentino de nacimiento y residente en España, tiene en El Salvador a su “segunda patria”, según ha contado en muchas ocasiones.
Extraña los jocotes, los mangos, las pupuas, y con especial énfasis las minutas de tamarindo y fresa, pero sobre todo, al FAS. En ese equipo hizo amigos y destacó en el cuadro a finales de la década de los 70’s.
Llegó allá por octubre del 75, cuando el equipo tenía unos 13 años sin salir campeón. Formado en las inferiores del argentino Newell’s, pasó a Nueva Chicago y a Godoy Cruz. Fue entonces cuando recaló en el fútbol nacional y formó parte de aquel FAS fantástico que llegó a las finales de 76-77, y que se coronó campeón en los siguientes dos torneos, para romper una racha de 15 años sin títulos para el conjunto tigrillo.
Desde España, Amado está pendiente siempre de su FAS. Se pone su camiseta y observa los empates con Pasaquina, con Dragón. Y sigue por radio el triunfo más reciente, el primero del torneo, ante Marte.
El 29 de diciembre de 1979, Amado formó parte de aquel fantástico plantel que quedó campeón de la Concacaf y subcampeón de la Copa Interamericana, ante el Olimpia. Lo recuerda como si fue ayer. En su memoria comienza a revivir aquel 3-3 con el monstruo equipo que era el Olimpia, y que se impuso por 5-0 en el juego de vuelta. “En el último minuto, el portero de ellos sacó un balón de la línea. Si lo ganábamos, y luego perdíamos en Paraguay, con el formato todo se definiría en otro lugar, en la Bombonera, y los argentinos nos hubieran apoyado a nosotros porque Olimpia había eliminado a Boca previamente”, afirma con entusiasmo.
“Como equipo, con FAS tuve uno de los momentos más lindos que vivimos. Estuve 5 años, jugué cinco campeonatos, y luego me regresé a Argentina”, recuerda este exfutbolista, que sintió el llamado de Dios, se puso a estudiar en un estudio bíblico por las noches y a vender seguros de día. Y eventualmente se fue a España, a donde dirige, después de 30 años en las cosas de Dios, un seminario bíblico de fe.
Pero siempre que puede, pese a las horas de diferencia (a veces le toca a las 2 de la mañana), se desvela para ver o escuchar por radio las noticias de su FAS querido.
“Un día fui a predicar a una iglesia en Cádiz, cerca, y no sé qué me dio mencionar que jugué con Jorge González. Nunca me sacaron tantas fotos en mi vida como ese día. Traté de localizarlo, pero dormía en el hotel, me quedé con ganas de poder verlo”, cuenta.
Regresó en 2012, para un evento para recaudar fondos para ayudar a Nicky Chávez, en su único retorno al país, a su segunda patria.