No es sólo el tema de las credenciales. No. Son varios los puntos altos de la directiva de Águila para destacarse sobremanera del resto en el universo de las dirigencias deportivas de los equipos en El Salvador. Un recuento rápido habla de su proyecto como institución a largo plazo, de la renegociación de sus sponsors, del profesionalismo de su mercadeo.
El trabajo de canteras, fuerzas básicas desde 12 años y la mirada al futuro con la idea de construir estadio propio. Y su visión de “club”, más allá de “equipo”: su incursión en la Liga Nacional de Béisbol y su futura presencia en la Liga Mayor de Baloncesto. Aplausos.
El de las credenciales ha sido la última señal de sentido común entre tanto absurdo. Escapar al disparate de cobrar acreditaciones lo puso en el ojo del huracán entre sus pares. No es fácil lidiar solo contra otros nueve equipos (aunque 4 más de ellos no apoyen la medida del cobro y otros ya recibieron los primeros “llamados” de sus patrocinadores).
A pesar de las presiones, encabezadas por los presidentes de los otros “grandes” que obligaron, por ejemplo, a la renuncia de Arturo Arieta (h) como Secretario de Primera, Águila se mantuvo firme en su postura del libre acceso a la prensa. Habrá que estar atentos a que no se tomen represalias por este tema. Hacerlo sería perder aún más ese sentido común que a veces tanta falta hace en la Primera División.