Las gestiones de los organismos rectores del fútbol nacional son válidas en la medida que sean consecuentes con nuestra realidad. Debe haber coherencia en las determinaciones y apuntar hacia lo justo y lo deportivo. Carecer de sentido común, exigir lo que no se puede o no se debe cumplir o, anteponer intereses particulares por los generales, puede desviarse hacia otros cauces y hasta caerse en lo antideportivo y lo que es peor a situaciones que atenten contra la misma actividad o el espectáculo.
Decimos esto porque hace unas semanas la Liga Mayor o sus dirigentes, decidieron elevar a 84.75 dólares más el IVA, el pago de los periodistas por las credenciales para entrar a los estadios; en otras palabras cobrar por el ingreso a cubrir los partidos. Tal medida provocó sorpresa, alarma y una negativa de parte de los medios escritos que son los que durante toda la semana realizan la promoción de los partidos con notas, reportajes, gráficas, programaciones y otros aportes.
En una salida tan poco airosa la Liga Mayor había decidido aumentar de golpe sus exigencias económicas con quienes llegan a colaborar. En ese momento se adujeron un montón de razones para tal desaguisado y es probable que la desesperación al ver los escenarios vacíos por el pobre espectáculo que se brinda, las planillas elevadas de los equipos y otras exigencias económicas los hayan llevado a pensar de una manera disparatada y gambusína. Por nuestra parte pensábamos que se trataba de un error muy lamentable que solo agravaría la crisis de nuestro fútbol.
Alguien con suma influencia sobre los demás debe haber tenido la genial idea pues al hacer números no sonaba tan mal, sobre todo porque siempre hay gente aprovechada que disfrazada de periodistas busca la credencial a toda costa. Entonces se realizaron reuniones entre dirigentes y miembros de la prensa escrita y se esgrimieron diversas razones, incluso hubo quienes expresaron que los periódicos eran quienes se lucraban con una liga en estado de coma. De esa manera aquello llegó a tener hasta un tono jocoso.
Pero luego y con el paso de los días pudimos comprobar que la infeliz salida no fue llevada a la práctica, pero no porque ellos hayan desistidos sino porque los medios se opusieron a tan extorsionante maniobra. En toda batalla siempre hay caídos y los medios no iban a sufrir o a dejar de circular por una salida abusiva. Nosotros hemos sido tajantes al afirmar que apoyamos toda medida tendiente a mejorar nuestros fútbol, más en estos momentos en que pareciera que vamos hacia un despeñadero y no se ve por ningún lado, un asidero que nos permita sacarlo del marasmo en que se encuentra.Debemos entonces señalar que cuando se enmiendan los errores por las presiones que sean, y se rectifican a tiempo ya se está trabajando en ello.
Saludamos la salida con el profundo convencimiento de que era lo mejor que podía pasar, partiendo de la idea que debemos sumar fuerzas y no actuar desunidos, ya que los diversos estamentos que componen el fútbol deben inclinarse por un camino de unión y dejar ese comportamiento sectario que tanto daño le ha hecho y le sigue haciendo a nuestro deporte.El fútbol nacional dista mucho de transitar por días gratificantes,es entonces que se necesita de gente con talante directivo que oriente e ilumine el camino, que trabaje duro y se incline por tomar un camino, a lo mejor penoso y empinado, pero el único que nos puede salvar.
Es necesario decirlo, la lista de insuficiencias es grande, y todos debemos aportar experiencias e ideas para enmendarlas. Pero no importa cuantas son, sino ir superando las más gruesas, las más visibles, desechando lo urgente por lo más importante, respetando y no agrediendo a quienes llegan a colaborar.Por ahora ha quedado claro y en cierta manera es una ganancia corroborrar que en esos organismos sigue enquistada gente que a toda solución le encuentra problemas.