Veracruz, cosecha de lo sembrado

El Salvador estuvo lejos de superar lo realizado hace cuatro años en Mayagüez, en cuanto a cantidad de medallas obtenidas, aunque acabó en la misma posición, noveno 

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El atleta ganador de la medalla de plata en los 400 metros libres. Foto EDH

Por Enviado especial, César Najarro/ Twitter: @cjnajarro

2014-11-30 6:50:00

Si uno observa el medallero de los juegos de Veracruz 2014 y los compara con los de Mayagüez 2010 se puede concluir, a la ligera, que el país ha retrocedido en materia deportiva. 

En las próximas líneas, lejos de señalar culpables, buenos y malos, se tratará de explicar un poco lo que ha ocurrido, teniendo en cuenta una serie de variables que no están sometidas al análisis científico, pero que sí permiten inferir conclusiones.

En Mayagüez, El Salvador acabó noveno del medallero general, igual que en esta edición. En aquella, con ocho medallas de oro, 21 de plata y 32 de bronce, para un total de 61 preseas. 

El país cosechó en Veracruz 23 preseas, dos de ellas de oro, nueve de plata y 12 de bronce, es decir, casi la tercera parte del total previo, y seis veces menos sonó el himno nacional.

Hay que recordar que Cuba no participó, por razones políticas, en la edición de Mayagüez, Puerto Rico, y que hoy regresaron a por lo que les pertenece, el título de campeones. Los isleños redujeron la cantidad de medallas no solo de El Salvador, sino, en general, de todas las delegaciones, en gran medida. Venezuela (segundo en 2010), pasó de 114 de oro y 322 totales a tener en esta ocasión 56 y 241, respectivamente. Y así la gran mayoría de países.

México (ganador en 2010) tuvo una reducción menor, de 133 primeros lugares a 113, aunque estaba en su tierra. Y de 384 que obtuviera en Mayagüez, hoy se quedó con 328. 

El factor Cuba influye en casi todas las delegaciones, aunque también hay excepciones, como Guatemala, que, aunque ocupa la misma posición en ambas ediciones (séptima), logró un oro más (15 por 14) en esta, y cinco preseas más en total. 

Guatemala invierte muchísimo más dinero desde el Estado que El Salvador en sus deportistas, y tiene muchísimo apoyo de la empresa privada, algo prácticamente nulo en el país, a donde aparecen algunos patrocinadores de manera esporádica y para eventos en específico, rara vez para participación previa. 

Entramos, pues, ya a otro aspecto a valorar, la inversión. No hay una fórmula directa de dinero que garantice una medalla, un triunfo, pero sí permite trabajar en mejores condiciones para obtener mejores resultados.

En remo, por citar algo, el equipo nacional no logró medalla. Peleó por dos bronces. Ese deporte lo barrió Cuba al agenciarse diez (todas) las medallas de oro. México se quedó con siete platas y tres brocnes, y Venezuela con tres platas y siete bronces. 

Cuba tiene una estructura deportiva muy diferente al país, una que le ha valido para pelear en la elite a nivel mundial, en Olimpiadas, más allá de que sus resultados actuales no sean los de antes. 

Su cultura deportiva, su estructura social le permite trabajar de otra forma a los atletas.

En El Salvador, eso no se puede replicar, ni política, ni estructuralmente hablando. 

México estaba de local, e invirtió millones en sus atletas para tratar de quedar campeón en su tierra, y ni así lo consiguió. Venezuela, para volver al caso del remo, pasó cuatro meses, sí, cuatro meses con base de entrenamiento en suelo azteca. Después de participar en el Festival Olímpico, se quedaron ahí. Además, sus atletas reciben salarios dignos que les permiten preocuparse únicamente por el deporte, no por comer. Y eso le alcanzó, en este deporte, para ninguna de oro, tres platas y siete bronces.

La realidad de nuestro país

La gran mayoría de nuestros atletas lo son parcialmente, no tienen garantizado el presente, la comida. Deben trabajar y/o sobrevivir con lo poco que les pueda dar el Estado. 

El remo, como muchos otros deportes, tiene serios problemas para que los atletas puedan mantenerse durante varios ciclos olímpicos porque el país no puede ofrecerles condiciones para que vivan del deporte. Pueden pasar un tiempo practicándolo, pero tarde o temprano pensarán en su futuro. Unos migran hacia Estados Unidos (recordemos tantos casos de judocas que ahora viven allá), otros buscan trabajo, o se decepcionan y se retiran. 

Lo que hace el Instituto Nacional de los Deportes y el Comité Olímpico de El Salvador es tratar de apostarle a un selecto grupo de atletas. El primero da una especie de becas o estímulos deportivos, con montos que varían según resultados internacionales. Pero para obtener esos resultados, se debe de trabajar previamente en condiciones lamentables, sin ningún ingreso previo. En El Salvador, primero hay que dar resultados para poder recibir algo, algo que generalmente es muy poco. 

El Comité le apostó a un grupo de unos 16 atletas que fueron apoyados, de una u otra manera, con bases de entrenamiento, en el extranjero, boletos de avión en algunos casos, entrenadores, etc.

De esos, solo Marcelo Acosta Logró medalla de oro en Veracruz. Marcelo es un chico que vive y entrena en Estados Unidos. Es una excepción, no la regla. Tiene la ventaja de entrenarse con rivales de peso, bajo una estructura definida, con metas claras a corto, mediano y largo plazo. Aparte de sus condiciones naturales, de su gran trabajo y de ser un guerrero, está rodeado de una serie de factores que le permitieron darle al país no solo una medalla de oro en los 1500 metros libre, y plata en los 400, sino el único nuevo récord que estableció un nacional en estos juegos. 
En ese grupo de “selectos” apoyados un poco más por el COES, los otros medallistas fueron Julio Salamanca, pesista que ganó dos platas; Melissa Mikec (una plata y dos bronces en pruebas por equipos) y Enrique Arathoon, que logró medalla de bronce en vela. 

Cuando uno valora casos como el de Jessica Hernández, de 17 años, se observa que peleó por medalla de bronce. El apoyo recibido fue una base, una, de entrenamiento en Uruguay. Se montó en el bote doble abierto, en el que en realidad debía competir con Camila Vargas, quien no pudo viajar por trabajo. Así que la acompañó Adriana Escobar, en un peso que no es el suyo. Aún así, fueron cuartas. Iban en zona de medalla a media carrera, antes de sufrir un percanse con la pala. Y mejoraron sus tiempos, todos los de remo.

En general, los atletas salvadoreños, salvo excepciones, mejoraron sus tiempos o sus marcas, excepto en atletismo.

Hubo casos que sí no dieron lo esperado. Por ejemplo, en tenis se aspiraba a luchar por medalla en la rama masculina. Marcelo Arévalo perdió en cuartos de final ante el local Daniel Garza, en un partido parejo, en dos tie breaks (desempate). Luchó pero no le alcanzó. 

En tiro con arco, es, quizás, la diferencia más palpable en cuanto a medallas.  Una plata de Roberto Hernández que pudo ser oro por muy poco. En Mayagüez, solo Jorge Jiménez logró cuatro medallas de oro, una en la prueba por equipos con Roberto y Rigoberto Hernández.

Para comenzar, este deporte redujo la cantidad de medallas a disputarse. Antes se premiaba por cada distancia, ahora solo por totales. Pero, además, para Mayagüez, los atletas llegaron de participar en todas las Copas Mundiales, en su momento cumbre. El Salvador era referencia internacional en compuesto y fue superado en ese deporte solo por México. 

Cuatro años después, Venezuela, Colombia, el mismo México, han seguido creciendo. El Salvador ha retrocedido. ¿Por qué? Colombia y México llegaron a esta competición con 12 participaciones internacionales de nivel, y se quedaron con tres y seis medallas de oro de diez disputadas. 

Los nacionales de compuesto viajaron con dos participaciones internacionales previas, y una, el panamericano, de la que se enteraron que irían a una semana del evento. No se puede competir y esperar iguales resultados si los rivales se preparan mucho más que los nacionales. No hay condiciones. Varios de estos atletas ni siquiera recibieron flechas para participar ni arcos. Llevaron porque, debido a sus resultados anteriores, han logrado algún patrocinio que les da aunque sea eso.

Parafraseando las palabras de Jorge Jiménez, hace cuatro años el mejor del país en este evento, se cosecha lo que se siembra. O las de Óscar Ticas, de arco compuesto. “Se empieza a trabajar para estos eventos nomás acaba una edición, cuatro años antes. Yo que fui el que más salió de mi equipo, salí dos veces a eventos internacionales este año antes de competir”. 

Para soñar con mejores resultados, hay que darles las armas adecuadas a los atletas. Si alguien piensa que se fracasó en Veracruz, se fracasó como país, no han fracaso los atletas. No han fracasado cuando tenemos tiradores que tienen que producir sus propias balas para poder sobrevivir y competir. Aún así, el tiro deportivo fue el mejor deporte para el país, con un oro espectacular de Johanna Pineda, más una plata por equipos, y dos bronces. Fue nuestra reina en Veracruz. 

Lo que ocurrió en suelo azteca fue recolectar lo sembrado en la gran mayoría de deportes, incluido el fútbol, que no logró ni lo mínimo esperado, disputar medalla. 

En medio de disputas eternas entre COES e INDES por política, por visiones diferentes, los resultados no mejorarán únicamente porque haya más dinero, o porque el poco que se ofrezca llegue a tiempo. 

Sí ayuda a un atleta tener beca, recibir unos 400 dólares. Pero eso no les da un futuro. ¿Qué pasa cuando piensan de qué vivirán al retirarse, o si se lesionan? Se van, se van a buscar un trabajo. Los afortunados, los que tienen alguna beca, siguen nu rato. Los otros, simplemente practican deporte porque lo aman. 

Vi llorar a chicas del baloncesto porque perdieron contra Trinidad y Tobago, y acabaron sextas, no quintas, después de que lograron sus dos primeras victorias para esta rama en la historia de Juegos C.A. y Caribe. Las vi llorar de cólera por no poder ganar un partido que dominaban y pese a haberse posicionado como nunca antes en la historia. 

Vi saltar eufórico a Luis Portillo, de luchas, por un bronce obtenido con una lesión de rodilla que le obligó a cambiar su perfil, con el riesgo de lesionarse gravemente. Su tercer bronce en igual cantidad de Juegos C.A. y Caribe. 

Esos son nuestros campeones, que con poco o casi nada, logran algo, mejorar sus marcas, subir a un podio, olvidarse del dolor de una lesión y darlo todo en un tatami. 

Vi marchar a Cristina López, en otro tiempo gloria nacional, con una lesión de rodilla y terminar con peor tiempo del que venía. ¿Fracaso de ella? Fracaso del país, de la educación deportiva, de no poderle dar continuidad a uno de los mejores talentos del atletismo que ha parido El Salvador. Cristina debió tener la continuidad para estar peleando ahora medallas del mundo, olímpicos. Su batalla ahora es volver, sin entrenador fijo, sin mayores ingresos, volver a ser lo que fue, lo que lleva dentro y que se ve limitado por muchos factores.

Vi a Evelyn García acabar quinta en contrarreloj y superar a campeonas panamericanas pese a haber dado a luz a gemelas hace seis meses.
También vi deportes que simplemente no tienen elementos para competir a este nivel. Esgrima, boliche, equitación, patinaje y tenis de mesa no tienen no estuvieron cerca. Falta mucho trabajo acá. 

El problema es estructural. Incluye federaciones, entrenadores, educación, cultura, oportunidades, dinero. Para tener “héroes”, figuras deportivas a seguir, no basta con mandarlos a la guerra sin armas. Y cuando se llega a ganar alguna batalla, tampoco basta con ello. Lo má difícil es mantenerse en la cima, algo que para nuestros atletas es casi una quimera bajo estas condiciones, una guerra perdida. 

“Hay que trabajar con lo que se tiene, ni modo, y dar lo mejor que se puede”, me dice Gerson Hernández. Yo creo que hay que cambiar poco a poco ese ni modo, y no conformarse. Y exigir, sí, exigir resultados, pero teniendo muy clara la realidad y hasta dónde se puede llegar con lo que se tiene. 


Nuestra reina

Johanna Pineda fue la mejor nacional en Veracruz, con un oro, una plata y un bronce en tiro deportivo. También logró también record en el tiro femenil 50 metros rifle tendido, con 616. 

El récord

Marcelo Acosta ganó oro en los 1500 metros estilo libre, e impuso nuevo récord de los Juegos, con 15:22:43. 

El que más preseas tuvo

El karate fue el deporte que más medallas obtuvo en Veracruz, con un total de seis, dos platas y cuatro bronces. Le siguió tiro con cinco, incluida una de oro.

Por deporte:
Atletismo: No lograron superar sus registros previos ni disputar medalla.
Bádminton: Solo fue Fátima Centeno, de 15 años, y acabó novena del evento individual en sus primeros C.A. y Caribe.
Baloncesto: Consiguieron las primeras victorias para la rama en este evento en la historia. Acabaron sextas. 
Boliche: No estuvieron cerca de disputar medalla en ninguno de los eventos, individual, dobles, ternas, quintetos.
Ciclismo: Ninguno de los atletas disputó medalla en pista. En contrarreloj, Evelyn García fue quinta. 
Varios: Equitación, esgrima, gimnasia, golf, estuvieron lejos de meterse a pelear medallas.
Fútbol: No lograron avanzar de la fase de grupos por primera vez. Solo derrotaron a Jamaica. 
Judo: Disputaron tres medallas de bronce, no lograron conseguir ninguna.
Karate: Dos medallas de plata (una debió ser oro, de Jorge Merino, quien perdió con polémica por decisión arbitral). Cuatro bronces.
Pesas: Dos platas de Julio Salamanca y un bronce Estebana Osorio. 
Luchas: Luis Portillo igualó sus resultados de Mayagüez y Cartagena (bronce) y la joven Josselyn Portillo ganó bronce.
Aguas abiertas: Con apenas 19 años, Fátima Flores logró un meritorio noveno lugar entre 19 competidoras (terminaron 17). 
Natación: Oro y plata de Marcelo Acosta; plata de Rafael Alfaro. Rebeca Quinteros mejoró su tiempo. 
Patinaje: El objetivo era meter a alguno entre las posiciones 5 y 6. Oswaldo Miranda fue quinto en 300 contrarreloj, Judith López fue tercera (sin medalla) en 10 mil metros combinado. Stacy Reyes, fue quinta en 500 m. 
Remo: Adriana Escobar y Karla Calvo estuvieron a menos de un segundo de lograr medalla de bronce. Todos mejoraron sus tiempos.
Squash: Obutvo medalla de bronce el dobles masculino, con Israel Ábrego (17 años) y José Molina. Por equipos, ambas ramas fueron quinto lugar. 
Taekwondo: El único atleta que fue, Gabriel Villacorta (17 años), obtuvo medalla de bronce.
Tenis: Paola Artiga fue eliminada en primera ronda, y Marcelo Arévalo, en cuartos de final. En mixto, los eliminaron en su primer juego.
Tiro: Un oro, dos platas y dos bronces. 
Tiro con arco: Medalla de plata en individual compuesto para Roberto Hernández
Vela: Enrique Arathoon logró medalla de bronce en Láser. 
Voleibol de playa: La pareja masculina igualó lo hecho en Mayagüez. La femenina fue novena, era primera vez que competía en JCC.