Llama poderosamente la atención que una frase tan fuerte, tan rotunda, sobre todo por quien la pronuncia, pase desapercibida tomando en cuenta que el ámbito del deporte salvadoreño y del fútbol en particular, aún sufre el trauma por su relación con organizaciones delictivas.
El miércoles anterior en una charla distendida que Vanda Pignato, Secretaria de Inclusión Social, sostuvo en el programa de radio “Pencho y Aida”, la exPrimera Dama habló sobre su trabajo en esa secretaría de gobierno y de otros diversos temas. Contó la historia detrás de “Ciudad Mujer”, su interés por instalar en el país un proyecto que recientemente conoció en República Dominicana llamado “Escuelas de Familia” que promueve el respeto entre hombres y mujeres de un mismo núcleo familiar. Y habló sobre deporte.
Fue jugadora profesional de voleibol en su país. Siendo brasileña, adonde el fútbol es más que un deporte, reniega de su afición por el juego, aunque no titubea cuando define inclinarse por los colores del Barcelona. Se mantiene activa practicando el mayor de los gustos de su único hijo con el expresidente Funes. A “Gabrielito”, como lo cuenta su madre, le gusta jugar en las canchas de Casa Presidencial adonde dice existe un espacio deportivo para uso de los funcionarios. Gabrielito, dice la señora Pignato “es un fanático de fútbol”.
Pignato parece mucho más cercana al fútbol de lo que su discurso inicialmente invitaría a creer. Ha estado en estadio Cuscatlán para ver partidos de la Selecta.
Lleva a su hijo al estadio así como antes su padre la llevaba a ver los partidos de uno de los equipos de su ciudad natal, el tricolor paulista Sao Paulo FC. No tiene afición por el fútbol salvadoreño, “aquí en El Salvador todo es fútbol español. Yo soy del Barcelona”, les dijo a los conductores del programa de radio.
Aparenta no interesarse tanto por el fútbol que para ella “es más negocio que deporte”. Y lanza una frase que merece mayor atención de la que ha generado.
Al preguntarle las razones por las que el deporte en El Salvador no recibe mayor atención de parte de los gobiernos de los cuales ha formado parte, responde contundentemente: “las mafias del deporte no lo permiten”. Un funcionario del gobierno salvadoreño y además, exPrimera Dama de la República, sin vacilación alguna afirma que hay mafias en el deporte nacional. “Claro que hay mafias”, agrega.
Continúa diciendo que estos grupos se habían instalado en la Selección Nacional, presumiblemente en referencia a los hechos de manipulación de partidos por los que fueron castigados jugadores de la selección. “Quien fue condenado y está siendo juzgado son los pequeños, son los jugadores”, dice Pignato, que concluye el tema diciendo que “ahora hay unas mafias en el deporte y las personas que se dedican al deporte saben bien de eso”.
Categóricas declaraciones de un alto funcionario del gobierno salvadoreño. Si el medio nacional procura tratar el tema expuesto por Pignato con total seriedad merece que la exPrimera Dama declare ante la autoridad correspondiente y exponga todo lo que sobre esto conoce. Porque es evidente que algo sabe. Lo suficiente como para afirmar, desde la candidez de una entrevista radial, que hay mafias en el fútbol. Es una propuesta, no una crítica. De paso, el Fiscal General le devuelve a la exPrimera Dama la colección de videos de la serie colombiana que ella, como cuenta en la entrevista, le prestó a Luis Martínez. ¿Cómo se llamaba la serie? Ya lo recuerdo: “El Capo”.