SANTA ANA. Fiesta total. Pintado de “blaugrana”, el estadio Óscar Quiteño vivió con intensidad anoche la semifinal de ida ante Águila. Era, además, más que un partido de esta fase: era un clásico nacional, con medio boleto en juego a la final.
Los hinchas santanecos cumplieron en todos los sectores del estadio. Rojo puro en banderas, vestimentas, pancartas, hasta en los cánticos… “No somos como los put… de San Miguellll”, vitoreaban y aplaudía. Mientras el “dale, dale, dale, dale FAS; dale, oooh; dale, dale, oh”, era incansable.
Desde temprano, en el camino a la “Ciudad Morena”, se dejaron ver las caravanas de transportes con hinchas vistiendo la camiseta de FAS. Pick ups, coasters, camioncitos con fanáticos cantando y saltando su amor por el equipo tigrillo. Previo y durante el encuentro, la afición local no paró de ingresar al Quiteño.
Si bien era lógico que el local sería más en cuanto a público, los seguidores emplumados no se quedaron atrás. Los que pudieron, viajaron varias horas desde el oriente y estuvieron al pie del cañón apoyando a su equipo. Seguidores de la capital, de Zacatecolula, de “la Inmortal” figuraron entre los “negronaranjas”. A pesar de que su bullicio era reducido, terminaron también afónicos.
Antes del inicio del partido, hubo un minuto de silencio por “Maquinita” Merlos, una figura de historia para Águila. Ahí no hubo distinciones, ganaron el fútbol y el recuerdo.
Sin duda, se trató de una noche de aplausos para los santanecos. De un clásico en toda la extensión de la palabra, de una semifinal de propia de FAS y Águila.