Sin goles, con un espectáculo para el bostezo, y sin nada para regalarle a la afición, el estadio Cuscatlán vivió ayer una final de ida, de Segunda División, que no superó las expectativas para tomar la ventaja de cara al título. Marte Soyapango y Guadalupano empataron (0-0), en una carrera por ser el mejor de la Liga de Plata que dejó todo para el encuentro de vuelta.
Sin duda, el más ganador fue el equipo migueleño, que en casa sabrá explotar su clima, su pasto y el sabor de su afición para intentar superar -el próximo fin de semana- a su rival capitalino, que tuvo mejores tramos en el juego, pero no encontró la definición.
Fue Julio Amaya el que mejor armó en el medio, más tirado por izquierda, y quien tomó iniciativa y se tuvo confianza para probar a marco.
En el primer cuarto, el juvenil consiguió dos disparos que supo contener el portero “guadalupano” Daniel Gutiérrez, figura en el arco.
El Marte mantuvo la iniciativa, pero por momentos Erick Padilla lo desequilibraba, creaba y lograba meterse por derecha hasta el área, pero era frenado por Carlos Anzora y Léster Ardón.
Guadalupano intentó solventar con un contragolpe, que generaron José Toledo y Franklin Carrillo, que terminó con un balón perdido, cerca de los 30 minutos. Hasta ese momento, los orientales lograron equilibrar más el juego, con mejor llegada y orden.
Los dirigidos por Edgar Henríquez mantenían la profundidad, pero los remates a marco defendido por Gutiérrez lamentaban la contundencia.
El cierre de la primera mitad tuvo a unos migueleños con mejor toque en corto y a ras de piso. Gerson Serpas tuvo una clara tras dominar balón, observó afuera al portero Cristian González y lo envió colocado, pero terminó en las manos del portero. A la contra, el soyapaneco Bryan Hernández disparó a puerta y la defensa rival alejó el peligro.
Más de lo mismo
Los marcianos siguieron con generando opciones, pero en menor cantidad, con disparos elevados y sin dirección.
Los “guadalupanos” reaccionaron con estacionarias y se pararon mejor en todas las líneas. Esto y la necesidad de buscar el gol obligó a los de Soya a adelantar filas, pero sin propuesta y sin poder abrir espacios, como en el arranque. Esto dio paso a dos cambios, para refrescar el medio.
El partido se tornó de medio terreno, sin creación, sin un líder, y cayó en un bache que pintaba para el 0-0 final.
Guadalupano estuvo concentrado atrás para frenar a Hernández y Harold Alas, y se cerró para guardar el resultado. Esto le sirvió para llevarse un resultado que le fue favorable. Ahora la historia quedará para escribirse en San Miguel.