Fotos: César Avilés
Pocos atletas salvadoreños se han clasificado de manera directa, con la marca internacional, a unos Juegos Olímpicos. Uno de ellos fue Salvador Mira, en la disciplina de la marcha.
La relación de Mira con este deporte ha sido de estira y encoge, se ha retirado múltiples ocasiones y ahora se dedica a trabajar, aunque afirma que no termina de tirar la toalla y que podría considerar volver alguna vez al deporte.
Chamba llegó a la marcha por casualidad. Estudiaba en el Centro Escolar La Sabana y se inscribió en atletismo para unos intramuros por la maestra Magdalena Guzmán. Empezó en relevos, 1.500 y 800 metros planos y la marcha, todo a la vez. Fue el mejor en sus intramuros y la profesora lo llevó a la federación, junto con otros muchachos.
Pero Chamba ponía empeño y, confiesa, le gustaban más las pruebas de velocidad “porque ganaba muchos trofeos”. Pero se quedó con la marcha porque “mi maestra era de ahí, y porque cuando fui compitiendo más y ganando y viajando me gustó”.
Pasó a ser entrenado por León Lara, con quien estuvo desde 1998 hasta 2000, que fue cuando llegó al país el entrenador cubano Rigoberto Medina.
“Ahí di el salto y me clasifiqué a mundiales juveniles. Fui en el 2001 a Hungría al Sub 18 de cadetes, donde acabé 13 del mundo”. Al siguiente año repitió y volvió a competir a nivel mundial juvenil: “Me preparé, pero los nervios quizá me mataron. Eso me bajó un poquito y me salí de la marcha un rato, regresé pero se fue ‘Maca’ (Medina) en 2002, y me salí”, recuerda.
Para 2004, con el retorno de Medina, volvió Mira también al deporte, ya en la categoría mayor. “Comencé a bajar las marcas y récords, gané el Sub 23 de Dominicana, gané los Juegos del Alba en Venezuela y con eso me clasifiqué para los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro”, recuerda.
Ahí en Río, el salvadoreño logró la marca A exigida por la Federación Internacional para participar en Juegos Olímpicos, algo que ningún salvadoreño de marcha había conseguido previamente. Esa vez, fue cuarto en la prueba de los 50 kilómetros, con 3:59 horas.
Después de eso, Mira quedó lesionado y debía reposar, pero se venía un calendario apretado para prepararse para los Olímpicos. “Eso es otro mundo, es todo lo que uno anhela. Yo me sentía feliz de estar ahí. Siempre un atleta lo que espera es ganar, pero yo sabía mis condiciones, que no estaba tan preparado como se debía”.
Y es que si bien Mira tuvo fogueos de altura, los realizó con problemas físicos. “Tenía que reposar, pero me fui a México tres meses a prepararme, no tuve la recuperación que debía, me dolía (una rodilla), pero lo ignoraba”.
Tras ello, regresó al país y se fue a Costa Rica al centroamericano, donde acabó segundo. Luego a Rusia, a la Copa Mundial, adonde fue descalificado. Luego, a Colombia, a seguir entrenando y finalmente, a los Olímpicos, adonde compitió hasta el kilómetro 30. “Allá salí bien, pero la rodilla, el cambio de clima, los horarios, siento que afectó, pero no hay excusas, el que está mejor preparado es al que mejor le va”, afirma.
Tras ello, se sintió mal en el deporte y ya había problemas con el entrenador. Mira dejó de entrenar prácticamente en 2009. Volvió en 2011 y se volvió a retirar, para regresar en 2012, cuando comenzó a trabajar con Marcos Benavides. Sin embargo, una ocasión tuvo diferencias con la Federación y no pudo participar.
“Había que inscribirse antes, pero yo no podía por mi trabajo, pero ellos ya sabían que competiría. Llegué el día y me dijeron que no, que tenía que pagar. Cuando fui a pagar me dijeron que no, que tenía que haber sido un día antes. Entonces me molesté porque siento que había representado al país mucho tiempo, a la federación, y un favor no me pudieron hacer, así que me retiré a principios de 2013”, explica.
Desde entonces, ha meditado volver e incluso sostuvo conversaciones con Maca. “Si él regresa, vuelvo”, afirma. Ahora, con 30 años, se dedica a otras actividades, pero sigue teniendo la espina de saber hasta dónde hubiera podido llegar. “En el trabajo, el ingeniero Villacorta siempre me ha apoyado para que entrene, y en esta disciplina ha habido campeones mundiales de 35 años”, asegura.
¿Qué hace?
Cuando Mira estuvo en la cúspide de su carrera deportiva, también estudiaba administración de empresas. Una parte la pagaba él y otra le ayudaba la Universidad Tecnológica.
Pero tras los cambios en el deporte en cuanto a becas deportivas, se vio en la necesidad de trabajar.
Pese a ello, siguió siempre ligado a la marcha y llevando las dos cosas a la par. Durante una época, se levantaba a las 3:00 de la mañana para irse a entrenar. Luego, se iba un trabajo de mantenimiento de aire acondicionado al que llegó por un amigo. Entraba a las 8:00 de la noche. Y desde las 6:00 o 6:30 p.m. entrenaba de nuevo hasta las 8:30. Esa era su vida.
Ahora, se dedica a lo mismo, pero en otra compañía en la que ha crecido. Se encarga de instalaciones, mantenimiento industrial y también en casas. “Un compañero se fue, y como yo sabía manejar, me dejaron su plaza. A veces me voy hasta un mes a San Miguel a darle mantenimiento a aire acondicionado o a poner otros”, dijo.