El Apertura 2014 del fútbol salvadoreño terminó en bochorno. No en lo deportivo, sino en lo logístico. Y es que el partido entre Águila y Metapán, por la final del torneo, terminó en penumbras, por no decir en la oscuridad, después de que los fanales del estadio Cuscatlán no se encendieron durante los lanzamientos de tiros de penal, mucho menos en la premiación al campeón. Penoso.
Y esto que, según Néstor Castaneda, presidente de Edessa, el cuarto árbitro, Ismael Cornejo, pidió que se encendieran los fanales porque había poca visibilidad, pero los gerentes Amílcar Mijango, de Águila, y Fredy Vega, de Metapán, tras una breve reunión con un delegado de Edessa, no se pusieron de acuerdo con el costo del servicio de energía ($2 mil) y decidieron que se siguiera a oscuras, en menoscabo de la seguridad de los jugadores, y de los miles de aficionados presentes en el coloso de Monserrat.
La negativa, de acuerdo con la dirigencia jaguar, es que Edessa, el domingo, cuadruplicó el costo de la energía, pues en la final del Clausura 2014 los mismos caleros y Dragón pagaron sólo $500; de lo que ambos cubrieron el 50 por ciento.
“Hay que pedirle disculpas a la afición nacional e internacional por haber vivido una fiesta a media luz. Ambos clubes teníamos la intención de cumplir el pago de consumo de energía como algo lógico, lastimosamente Edessa, a través de un empleado, no quiso aceptar lo que el torneo pasado se había pagado, que fueron 500 dólares”, contó Vega.
El metapaneco agregó que no hubo interés en Edessa por buscar una solución. “Nosotros creemos que por el tiempo que se iba a ocupar la luz era un costo demasiado oneroso y mantuvimos la propuesta de pagar los 500. Fue falta de voluntad de parte de los protagonistas porque si hubiesen cobrado menos de dos mil habríamos aceptado. Quiero aclarar, hay muchos comentarios de algunos dirigentes que fue Isidro Metapán el que se opuso, fuimos los dos equipos, Amílcar Mijango, de parte de Águila, y yo, como Isidro Metapán, ninguna otra persona participó en el diálogo”, acotó.
Sin embargo, desde Águila lamentaron que el espectáculo se arruinara y señalaron que en Metapán tomaron atribuciones de logística.
El presidente del cuadro emplumado, Pedro Fausto Arieta, señaló: “Como Águila éramos los responsables de la administración de la taquilla, Metapán puso el delegado de cancha y la logística. Cuando vimos que la luz se desvaneció, fuimos los primeros en preguntar. Nos informaron que la gente de Metapán no quería absorber la reponsabilidad y fue un acto penoso. La gente de Edessa no se responsabiliza, que no tuvieron nada que ver y que la decisión la tomó gente de Metapán. No podemos señalar concretamente. Águila no tiene nada que ver con el problema de la luz”.
Arieta también hizo la mención que, independientemente del cobro de Edessa, el dinero era simbólico, respecto a lo que dejara la taquilla.
“Para la cantidad de público que ingresó, $2 mil era simbólico o casi nada, si nos decían que pagáramos la mitad, Águila no tenía problemas en colaborar, pero el problema es que no nos consultaron”.
Edessa hizo sus descargos
Por su parte, Castaneda se desliga del problema y explicó: “Las luces del Cuscatlán cuestan $2,000. Eso se paga en todos los juegos nocturnos, Concachampions, etc. Los equipos solicitaron que no prendiésemos la luz. No querían pagar. Ellos se habían puesto de acuerdo antes que no iban a utilizar las luces, a pesar que habían generado una gran taquilla, prefirieron no invertir. Solo levantar el switch cuesta mil dólares, más el consumo. Tanto Mijango como Fredy Vega habían decidido que no iban a utilizar el servicio, a pesar que el cuarto árbitro, antes de los penales, sugirió que se encendieran las luces porque se estaba perdiendo un poco de visibilidad, pero ambos gerentes le dijeron que no”.
Castaneda, también, respondió a la versión de Vega, quien asegura que en la final Metapán-Dragón sólo pagaron $500. “Pudo existir una concesión, un arreglo del momento, pero siempre se cobra $2 mil. Alianza los paga cuando juega de noche, hasta Metapán ha corrido con ese gasto en juegos de Concachampions. No usar la luz fue una decisión equivocada y seguro a la empresa patrocinadora Pepsi no le pareció. No quisieron gastar, a pesar de la buena taquilla. Para evitar este problema deben sentarse a negociar antes de la final”.
Lo que queda claro, después de todo, es que faltó planificación. Se pasó por alto que probablemente el partido necesitaría más de 90 minutos y, por el dinero, se dio una