Pasó un 2014 difícil para el deporte salvadoreño, con algunas pocas grandes sonrisas:la actuación de Joel Aguilar en el Mundial, los medallas olímpicas de la juventud en Nanjing a cargo de Chelo Acosta y Sabrina Rivera; los dos oros Centroamericanos y del Caribe con el mismo Acosta y Johanna Pineda; las actuaciones dignas de la Selecta ante potencias del mundo del fútbol como España y Costa de Marfil.
Fin de año también marca el momento de balances y análisis del camino recorrido. De conclusiones y decisiones. Y también horas de renovar esperanzas. De que el deporte salvadoreño pueda dar un salto cualitativo. ¿Por qué no? Otros países lo han hecho con iguales o menores recursos. Se trata de organizarse, de proyectar… Y también de creer que se puede.
Por eso, brindar por un 2015…
-Sin violencia en las canchas. Ni afuera, ni adentro.
-Con otro mundial juvenil (Sub-20 Nueva Zelanda 2015) que tenga presencia salvadoreña.
-Por una medalla panamericana en Toronto 2015, emulando aquel histórico oro de Cristina López en los Juegos de Rio 2007.
-Con una actuación digna de equipos salvadoreños en Concacaf. Que sus dirigentes piensen en ese torneo y refuercen de una vez por todas sus equipos para tal exigencia.
-Por una Selección mayor que devuelva el orgullo mancillado con sobornos y ventas de partidos, el punto más bajo en el que pueda caer un jugador. Limpieza hecha (falta definir responsables en Metapán y otros equipos en Concachampions) para que una nueva era comience.
-Por una eliminatoria que restablezca el perdido afecto entre la afición y una Selecta con nueva generación de jugadores con amor a la camiseta.
-Que la negligencia dirigencial desaparezca del fútbol nacional. Escándalos como la premiación a Metapán a oscuras que queden solo como malos recuerdos.
-Que la gente vuelva a los estadios. No hubo mejor foto que ver al Cuscatlán completo el día de la final. Por más partidos así.
-Por nuevos apoyos oficiales y privados a las futuras generaciones de deportistas. Y la apuesta a talentos.
Soñar no cuesta mucho. Será cuestión de creer.