Aquellos momentos en donde se veía un estadio lleno “hasta las banderas” siguen siendo parte de un lindo recuerdo del clásico nacional. Anoche, la afición quedo en deuda en el estadio Quiteño, que a pesar de que mostró un buen número de aficionados, no era el esperado.
Se tomaron todas las medidas de seguridad para que este encuentro fuera un verdadero ambiente de fiesta. Desde muy temprano, los aficionados santanecos se fueron acercando al estadio para comenzar a calentar la garganta y ver llegar a los jugadores tigrillos, que lo hacían uno por uno.
Sin embargo, de las cosas que llamaron la atención, es que muchos aficionados se acercaron a los miembros del plantel santaneco, pero no para pedir un autógrafo o tomarse alguna fotografía. Tampoco fue para desearle algunas palabras de aliento, con el que les brindarán suerte. La razón era para pedirle una moneda que les ayudará a completar el precio de la entrada.
Los jugadores lo hicieron sin ningún problema, como ya estando acostumbrados a esta situación, que se repite en cada partido de los tigrillos. Sin embargo, de una forma graciosa se puede tomar que todo es parte del “trabajo en equipo”.
Por el lado de los emplumados el dato fuera de lo normal lo protagonizó el conductor del bus, quien en su camino al estadio santaneco tomó la calle equivocada, yendo hacia Metapán. Ya pasado un buen tramo fue que se dieron cuenta del error y corrigieron. Por suerte, la situación no había sido muy grave y llegaron 35 minutos antes de que iniciara el compromiso.
Situaciones de las que solo se puede decir “solo en el fútbol salvadoreño” pasan estas cosas.