Verdades

Una columna de Fernando Palomo

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Los jugadores de El Salvador tras perder contra Panamá en el partido amistoso en el estadio Cuscatlán.

/ Foto Por Marlon Hernández

Por Fernando Palomo | Twitter: @Palomo_ESPN

2014-11-16 6:36:00

Sí, fui crítico. Cuando en el camino de la creación de una identidad en la Selección Nacional se interpuso el vulgar apetito por ganar a costa de cualquier cosa, en ese momento fui crítico y seré crítico cuando envueltos en oratoria populista, entre charlatanes y sus aspavientos, se escondan tibios esfuerzos por cambiar la forma de hacer fútbol en El Salvador.

Reventar la pelota y esperar que por designio divino suceda algo en el ataque. Nada más que el desesperado intento por encontrarse con la fortuna. El fútbol es construcción de juego, sumatoria de méritos, establecer protagonismo y eso, toma tiempo. 

Perder un partido es una posibilidad muy grande para la realidad en la que se encuentra nuestro fútbol. El Salvador tiene un historial inmenso de caminos truncados por la invasión infeliz de la prisa. Perder no ayuda a la construcción de puentes de confianza, entristece. 

Genera lo que surgió tras la derrota ante los panameños del viernes, esa carnicería voraz de una crítica que involuciona a tiempos rupestres con cuestionamientos como “mentalmente estamos débiles de la cabeza”. Pero perder edifica , si es bien llevado y con la frialdad de quien cree que los pasos que se dan son, aunque cortos, correctos. Pasos que buscan establecer una idea representativa. 

También estoy cansado de ver perder a la Selecta. No por lo mismo permitiré que la irritación nuble la realidad. El fútbol te da lo que le siembras y hasta hoy lo que ha sembrado el fútbol salvadoreño es una semilla podrida de la que ha crecido un árbol débil, 

de ramas torcidas. Creo que hay una corriente de eventos que permiten pensar que las cosas están cambiando. Proyecto Azul se llama esa corriente. A eso me sostengo para invitar a pensar distinto también desde la tribuna. Cansados de ver derrotas, soportemos algunas más hasta que se instale la raíz de esa semilla que están sembrando. Hay un mandato fundamental e irreemplazable en la búsqueda de un juego que verdaderamente sea el nuestro, la paciencia. 

Otro erróneo es creer que desde la selección se resuelven los problemas del fútbol. Así lo han creído dirigentes del fútbol desde que el fútbol se juega en El Salvador. De eso también estoy cansado. La selección hoy no puede ser más que el reflejo de un trabajo que no existe y no resuelve los problemas del fútbol nacional desde un resultado. Los expone. Como los triunfos los esconden. Así nuestra mediocridad. Los resultados negativos son parte del mismo camino. Al entrenador lo han cuestionado con criticas sin sentido, hasta preocupantemente insulsas. 

Tampoco es la única solución, ni mucho menos el único problema. Contrastan su capacidad con la de entrenadores nacionales cuya única virtud quizás podría ser conocer a los jugadores. Mismos entrenadores que han formado a los jugadores de hoy. 

Un cambio profundo en la forma de hace fútbol en El Salvador conseguiría que nuestro fútbol cambie lo más importante para el juego, el jugador. Los actuales son creados por las condiciones de conformismo que lucen en una liga mediocre, corriente y sin nivel. Las cosas como son, que si empezamos a decir verdades también daremos un paso adelante. La hipocresía a la basura. Críticos, sí. Pero con sentido. Críticos antes que fanáticos.

Cuando el camino me parezca el equivocado, lo diré. Como ahora. El camino del cuestionamiento sin construcción que cree en el resultado como el único destino, ese camino está lleno de mentiras.