Albert Roca, Ruben Israel y la teoría de la conspiración

Roca, en menos de seis meses, ya considera que un sector quiere boicotear su trabajo. Si se preocupa por dos o tres que siempre se mueven con el sonido de las monedas que caen, se equivoca

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Albert Roca, encarará el próximo mes la eliminatoria mundialista ante San Cristóbal y Nieves.

/ Foto Por Archivo

Por William Alfaro | Twitter: @Pohemia

2014-11-24 3:25:00

En El Salvador, cuando las cosas no salen como se quiere, o como deben, una de las vías más comunes es la de “matar el chucho a tiempo”.
Todo salvadoreño sabe cuál es esa vía, más choteada que la Juan Pablo II por el interminable SITRAMSS. Y aquel extranjero, bien asesorado, quien después de degustar las pupusas, conocer la idiosincrasia y peligros del “fíjese que”, conocer qué es un “volado” y por qué los “cipotes son cipotes”, sabe que matar el chucho a tiempo es recomendable en caso de emergencia.

A eso me suenan las últimas declaraciones del seleccionador nacional, Albert Roca, quien está encaminado a recrear una versión mejorada, y quizá más educada, de la puesta en escena del uruguayo Ruben Israel, quien supo aplicar la teoría de la conspiración y acusar a terceros para abandonar la Selecta.

Primera escena. La contratación.
Albert Roca lo plantea bien. La Selecta estaba por llegar a un año sin pisar el césped, cuestionada siempre por los amaños y con dudas sobre qué jugadores estarían limpios. Siendo un profesional serio, habrá investigado todos los pormenores, habrá leído por horas, días, semanas, los cuestionamientos a los federativos.

Roca y sus acompañantes habrán estudiado el comportamiento de los presidentes de los equipos nacionales; el de los medios de comunicación, los serios y los no tan serios; el de los periodistas y aquellos que usurpan el oficio para hacer ruido en el entorno deportivo, para poner y quitar técnicos y jugadores. A estos sumemos aquellos que legítimamente están interesados en que la Selecta salga del pozo histórico en el que se encuentra.

Segunda escena: La Selecta al césped.
En la era Roca se han jugado 11 partidos y se han ganado apenas cuatro, contra República Dominicana, Belice, Honduras y Nicaragua. La Selecta se enfrentó a rivales de gran nivel, “jugó como nunca y perdió como siempre” —dice la voz popular—, y algunos de esos partidos sirvieron de lección para que los jugadores aprendieran a ser más discretos a la hora de pedir autógrafos.

Los números, a pesar de las derrotas, no desfavorecen a Roca, quien se midió a cuatro de los mejores equipos del mundo y, si se tratara de un equipo de la liga española, el suyo estaría en este mismo momento donde está el Levante, en el puesto 12 de 20. A lo mejor el ejemplo es descabellado, pero 12 de 36 puntos no está nada mal teniendo en cuenta que tomó el equipo de la nada.

Entonces, ¿por qué matar su chucho a tiempo?

Tercera escena: La conspiración.
Ruben Israel preparó su salida de la Azul a pesar de que contaba con el cariño de la afición y había llevado a la Selecta hasta el puesto 49 del ránking FIFA. Antes se peleó con un “mínimo de pseudoperiodistas” para terminar en un pleito y sanción económica del INDES, dirigido entonces por Jaime “Chelona” Rodríguez.

En el ideario queda la famosa frase del uruguayo: “Hay cobardes, infelices, malnacidos y antipatriotas que le hacen daño al país”. También quedó constancia de que renunció a la Selecta el 9 de julio de 2012 y fue presentado tres días después por el Libertad de Paraguay, acto que para muchos fue el verdadero fondo de su renuncia. Sus números en 18 partidos fueron 9 victorias, 5 empates y 4 derrotas.

Roca, en menos de seis meses, ya considera que un sector quiere boicotear su trabajo. Si se preocupa por dos o tres que siempre se mueven con el sonido de las monedas que caen, se equivoca. No puede dejar de ser esclavo de sus palabras, quizá la mayor razón de las críticas. Sus declaraciones tras las derrota en el Cuscatlán ante Panamá lo alejan de la afición por muy sincero que sea. Nadie quiere un guión a la derrota.

Es posible que esté molesto por las declaraciones de Raúl Díaz Arce, pero el Toto tiene los galones suficientes para hacer los comentarios que quiera sobre el fútbol salvadoreño. Lo ha sufrido de la misma manera que señala Roca, en los potreros que tenemos por estadios, en el desorden federativo que siempre ha marcado a este fútbol, y que no inició después del Mundial del 82, viene desde su simiente. Díaz Arce habla de presión al DT y si el técnico no puede soportar el peso debe dar un paso al costado sin responsabilizar a otros por su carencia de carácter.

Puede decir que impera la frustración desde aquel Mundial en suelo español, pero más que un DT cronista de esos hechos la afición salvadoreña quiere mucho trabajo y, desde luego, resultados.

Roca puede estar tranquilo, serán algunos “los mala leche” que se quejan u opinan sin análisis, pero eso es parte del salvadoreñismo, opinar sin tener idea. Algo así como dijo Eva Hache en los premios de la Liga Española, que como ella es de España, puede “opinar, sin saber de nada, de todo”.