La semilla del Proyecto Azul, que busca unir a distintos protagonistas, instituciones y estamentos del fútbol alrededor de una mejora para este deporte en el país, ha caído en semilla fértil. Hay optimismo y esperanza entre las personas consultadas por El Diario de Hoy ayer, entre futbolistas, presidentes de equipos, empresarios, alcaldes, ex seleccionados, tecnicos, dirigentes deportivos y más.
Todos dan al plan, como mínimo, el “beneficio de la duda”. La posibilidad de que, a pesar de tantos baches y momentos oscuros en nuestro deporte rey en las últimas décadas, este Proyecto Azul sea una oportunidad para hacer algo diferente y, con ello, obtener un resultado distinto, y que el fútbol de El Salvador encuentre un mejor rumbo pero de una forma ordenada, con objetivos claros y concretos.
Y todos, además, se ponen a disposición, en una actitud de colaboración y unión hacia una meta común; algo nuevo e importante de destacar en nuestro medio futbolístico, que por años ha estado plagado de síntomas negativos y estancamiento.
Proyecto Azul incluye ocho objetivos estratégicos, y el primero de ellos, quizá el más importante, es “mejorar la infraestructura de estadios del país”. En este sentido, EDH buscó la opinión de los alcaldes Will Salgado (San Miguel) y Alfredo Peñate (Santa Ana), quienes tienen bajo su cargo los estadios comunales Juan Francisco Barraza y Óscar Quiteño, respectivamente.
“Estoy totalmente de acuerdo” con el Proyecto Azul, dijo Salgado, y luego aprovechó para recordar que “el vicepresidente Óscar Ortiz me prometió que me iba a ayudar a mejorar el Barraza, que yo como alcaldía diera una contraparte de 600 mil (dólares) y el Estado pondría 800 mil. Él lo prometió en la campaña aquí en San Miguel”, recordó.
Al mencionarle que el plan incluye atraer fondos para mejorar los escenarios, sea por parte del Gobierno o empresa privada, Salgado dijo que estaría “encantadísimo” con esta meta, y aclaró también que está dispuesto a que el Barraza sea utilizado solamente para partidos de fútbol de Primera División, y no hacer otras actividades en el lugar, para cuidar el campo de juego. “Solo pediría a la federación que me haga una carta, que los estadios no pueden ocuparse para actividades diferentes al fútbol profesional, y yo enseño esa carta a la gente para explicarles que no se los puedo prestar. No vamos a poner en riesgo un juego de Águila o Dragón por un desfile”, explicó.
Peñate reaccionó en la misma línea en cuanto al Quiteño, el cual “debemos mejorarlo y aprovechar la oportunidad de hacer un asocio público-privado. Coincidimos con Proyecto Azul, no solo en el tema del fútbol, sino en la prevención de la violencia”, dijo.
Aclaró además que, en el caso del Quiteño, “hace dos años tuvimos un problema de eso (habían ocupado el terreno para actividades extrafutbolísticas), y el concejo municipal tomó la decisión de no prestarle la cancha a nadie que no sea FAS. Pero sí creemos que el Quiteño debemos mejorarlo para que sea un referente nacional. El Proyecto Azul lo vemos bien y nos comprometemos con él, es una alternativa”, sumó.
Rafael Calderón, presidente de la Tercera División y ex miembro del Comité de la Fesfut, sumó al tema de las canchas que “como liga estamos realizando un censo de a quién pertenecen los escenarios, para definir culáles administra Indes y cuáles las municipalidades, para también aportar en el desarrollo de estos escenarios; y para buscar también otras formas de cómo mejorar estas canchas. Vamos a gestionar para mejorar”, dijo.
Las inferiores
El Proyecto Azul no incluye abiertamente la creación de ligas inferiores, que es una de las grandes carencias que sufre nuestro deporte. Sin embargo, el plan sí apunta a “aumentar la cantidad de niños y jóvenes para utilizar el fútbol como un vehículo de prevención de la delincuencia”.
Con esa meta en mente, José Vidal Hernández, presidente de la Primera División, explicó que como liga ven bien que “el proyecto incluye la atención a inferiores”, y dijo que “estamos manejando, de la mano del Comité Ejecutivo de la Federación, que pudiésemos al mediano plazo instituir una categoría Sub 15 (parecida al recientemente estrenado torneo nacional Sub 17)”. Lo argumentó así: “Si no le apostamos a esas categorías, estaremos siempre en la misma situación. Si no se da ese paso no habrá avance”.
Hernández aterrizó el proyecto en cuanto a ejecución y financiación del mismo, y dijo que echar a andar el plan “en gran medida corresponde al Comité Ejecutivo de la Fesfut. Ellos harán una valoración y se pondrán en contacto con el Proyecto Azul para seguir dándole trámite y gestionar donde corresponda. Es lindo un proyecto, pero si no hay recursos es imposible desarrollarlo. La idea del Proyecto es seguir tocando las puertas para encontrar el financiamiento y cumplir las estrategias”.
La confianza
Los fondos podrían llegar si hay credibilidad y confianza en el Proyecto Azul, un objetivo que también se ha marcado por su parte Estadios Deportivos de El Salvador (EDESSA), la empresa dueña del estadio Cuscatlán, la casa de la Selección Nacional. Su presidente, Néstor Castaneda, dijo que “estamos dispuestos a sentarnos con el Proyecto e incorporarnos. Oficialmente nunca nos invitaron, pero si nos invitan, con gusto.
Coincide con nuestra visión, de ordenar el fútbol salvadoreño y que tengamos jugadores de alto nivel, y para eso necesitamos una buena infraestructura”, razonó.
Si el Proyecto Azul consigue elevar esta confianza y los fondos de Gobierno, empresa privada o cooperación internacional comienzan a fluir, las metas podrán irse cumpliendo, siempre que haya una administración transparente, mencionó Castaneda.
“Estamos claros que debemos mejorar nuestra infraestructura, y más si es un proyecto a escala nacional”, agregó el abogado de profesión. “Los presidentes de Clima van a tener que dejar de trabajar bajo el esquema tradicional, la misma Fesfut también. Esto es una reingeniería, una nueva visión de ver las cosas, y es una oportunidad. Es de felicitar esta iniciativa”, remató.
Sobre este punto, Jorge Bahaia, presidente de la Fundación Educando a un Salvadoreño y uno de los impulsores del Proyecto, explicó que el plan incluye la contratación de una empresa que haga auditoría externa, con el fin de garantizar el uso transparente de los fondos. “Así las empresas que confíen en el proyecto sabrán que los fondos están siendo bien utilizados”, dijo.
Los protagonistas
Óscar Jiménez, volante activo del Juventud Independiente, celebró las metas que busca el Proyecto Azul. “Puede ser el comienzo de algo que años atrás lo tendrían que haber hecho, y prestarle más atención a los valores jóvenes, porque todas las selecciones a nivel mundial parten de un proyecto con jóvenes. Un ejemplo claro lo acaba de dar Alemania, ellos se tardaron pero fueron campeones”.
Otro integrante del Juventud, el veterano Ramiro Carballo, también ve con optimismo este movimiento. “La sinergia es lo único que va sacar adelante al fútbol salvadoreño. Los terrenos de juego son un punto medular para la preparación de futbolistas desde edades tempranas, para cuando te toca salir a nivel internacional ya estés acostumbrado a este tipo de canchas que hace el fútbol más rápido. Me alegra mucho que haya interés de ayudar a nuestro fútbol unificando criterios”, celebró.
Misael Alfaro, quien jugó por 23 años en Primera División y ahora es preparador de arqueros en Águila, consideró que “es un proyecto ambicioso, esperamos que sea para unir y pegar el salto que tanto anhelamos, y que también no solo haya gente ‘de cuello’ ahí, sino gente de fútbol, que haya vivido y sufrido por los colores patrios”.
Al final, lo que se pondrá a prueba es la capacidad de gestión del actual Comité Ejecutivo que preside Jorge Rajo, pues la Fesfut está llamada a llevar la bandera y liderar este proyecto, que incluye fechas específicas y metas concretas para realizar. Es un reto importante para la nueva Fesfut, pues recién tomó las riendas de la federación en julio y ahora ya cuenta con un plan de trabajo que sirve como punto de partida.
Así lo destacó el periodista radial Carlos Aranzamendi, de Radio Monumental: “el Proyecto Azul es un instrumento que puede facilitar la labor del nuevo directorio de la Fesfut, ya que tradicionalmente se administra sin proyectos o planes definidos. Ojalá que la Fesfut lo pueda adaptar y ejecutar en esta nueva gestión, conscientes de que el fútbol necesita un nuevo impulso en el que debemos participar todos para superar la crisis que vivimos, que también es el resultado y un reflejo del país en el que vivimos”.
- Proyecto Azul
Sus 8 objetivos estratégicos
1. Mejorar la infraestructura de estadios de fútbol del país.
2. Tener selecciones nacionales competitivas.
3. Crear el Centro Nacional de Capacitación para el fútbol.
4. Actualizar estatutos, bases de competencia y procedimientos de Fesfut.
5. Fortalecer a las Adfas departamentales.
6. Aumentar la cantidad de niños y jóvenes en el fútbol.
7. Reposicionar el fútbol ante empresa privada y medios.
8. Fortalecimiento institucional de los equipos profesionales.