SAN SALVADOR. Hay ejemplos del uso de canchas con pasto artificial en todas partes del mundo y, por supuesto, en Centro y Sudamérica. Ahí cerquita. Son decenas de federaciones y clubes que han encontrado en este tipo de campos la solución para garantizar buen trato a la pelota, calidad de juego y mantenimiento a bajo costo, además de ser campos resistentes a las inclemencias del tiempo, un mal que ha afectado las canchas salvadoreñas históricamente. El seleccionador Albert Roca dijo que a veces no vemos fútbol, sino “rugby”; otras veces es polo acuático.
Los malos campos son un problema. ¿Solución? Algunos plantean invertir en reconvertirlos a canchas sintéticas.
Pero, ¿cuánto cuesta realmente construir uno de estos campos? ¿Está la economía de los equipos como para invertir en canchas de pasto sintético? Para llegar a respuestas concretas, EDH Deportes hizo un análisis basado en los ingresos netos de los tres equipos más populares de la Liga Mayor del país: Alianza, FAS y Águila, en los últimos cuatro torneos cortos (Apertura 2012 a Clausura 2014); y contrastó esas cifras versus el costo de convertir en sintético el campo del Mágico González, a manera de ejemplo y para ilustrar qué significaría, a su vez, modificar el Quiteño santaneco y el Barraza migueleño. Metros más, metros menos, son casos y medidas muy similares.
Juan Mancía comienza a pintar el panorama. Es representante de Canchas Deportivas de Centroamérica, empresa con experiencia en el ramo y que acaba de construir una cancha con pasto artificial para la Fundación Educando a un Salvadoreño (FESA), en Santa Tecla (clase Dos Estrellas y certificada por FIFA); y también hizo realidad el campo sintético de Las Delicias, casa del Santa Tecla FC.
Se le pidió a Mancía que ofreciera costos para reconvertir en sintético un campo de juego que actualmente es de grama natural, de 105 por 70 metros de longitud, características que cumple el Mágico González. Mancía explicó que esta reconstrucción se dividiría en dos etapas.
La primera incluye “la preparación del terreno. Hay que hacer un análisis topográfico, dejar el terreno con pendiente del 1 % para fortalecer la filtración, colocar un drenaje francés y trincheras en los costados, entre otros trabajos. Para preparar esta base, se estima $20 por metro cuadrado”. En el caso del Mágico González, su campo tiene 7 mil 350 metros cuadrados. Por tanto, solo la etapa de preparación exigiría la inversión de 147 mil dólares.
Una vez listo el terreno, la empresa colocaría el pasto sintético. “Si desean un material resistente y con la calidad y duración del que colocamos en Las Delicias, el precio sería de $42 por metro cuadrado”, detalló Mancía. Por tanto, habría que agregar $308,700 al presupuesto.
En resumen, por tanto, y al sumar ambas cantidades, el costo de pasar el pasto natural del Mágico González a campo sintético representaría un costo de 455 mil 700 dólares. Casi medio millón de dólares…
¿Podrían pagarlo?
Pasemos al segundo paso del análisis: revisar los ingresos netos de los equipos en los últimos cuatro torneos. Desde el Apertura 2012 al Clausura 2014 recién pasado, las tres instituciones que más plata han recibido han sido Alianza ($634 mil 501 con 60 centavos), C.D. FAS ($438 mil 492 con 57 centavos) y Águila ($279 mil 121 con tres centavos).
Estos números reflejan los ingresos netos de las taquillas, que son resultado del pago de boletos de los hinchas a los estadios en sus nueve juegos como local en cada torneo. Estas cifras no incluyen otras entradas, como pagos por derechos televisivos o patrocinios de la empresa privada.
Interpretemos ahora estas cifras. En el caso de Águila, ni aún renunciando a todos los ingresos por taquillas en los últimos cuatro torneos habrían podido reunir los $455,700 necesarios para reconvertir en sintético el campo del Barraza. Tampoco le alcanzaría el presupuesto al FAS. El equipo tigre se quedaría corto, exactamente a 17 mil 207 dólares con 43 centavos de la meta.
Solamente la directiva de Alianza tendría ingresos suficientes como para reconvertir en sintético un campo de juego, e incluso le sobraría. Pero, claro, este caso hipotético es solamente eso, algo no real, dado que ningún equipo podría permitirse el lujo de renunciar a los ingresos por taquillas durante cuatro torneos. Mantener los pagos mensuales de jugadores, cuerpo técnico, transporte y demás gastos sería, simplemente, imposible.
Pero, maticemos. ¿Qué habría pasado si la dirigencia de Alianza hubiera decidido guardar el 20 % de sus ingresos por torneo en los últimos cuatro y dejar este dinero para un fondo de inversión? Habría pasado que Alianza ahora contaría con 126 mil 900 dólares con 32 centavos. Una cantidad nada despreciable, y que le permitiría aportar una buena parte del total para luego buscar inversión externa para completar la obra.
Bajo esta lógica de guardar el 20 % de sus ingresos netos por taquillas en los últimos cuatro torneos, FAS tendría 87 mil 698.51; y Águila, 55 mil 924.21. Nada mal como para seguir ahorrando y luego reinvertir.
De esta forma, y con constancia, disciplina y tenacidad, los equipos podrían financiarse a sí mismos e invertir en sus campos de juego para dotar a nuestro fútbol de mejores canchas, lo que elevaría la calidad del espectáculo y seguro traería más aficionados a los graderíos. Y ahí la fórmula es clara: Más hinchas, más ingresos. ¿Se imaginan cuánto dinero tendrían albos, aguiluchos y tigrillos para reinvertir en su patrimonio, si hubieran aplicado el ahorro del 20 % desde su año de fundación? Quizá lo mejor sea empezar ya, señores…