“A los 120 kilómetros ya las ampollas eran insoportables. Paré, me quité los tenis, las reventé y las curé con el kit que llevaba en la mochila y seguí hasta el final”, así describe Carlos la última parte del Big Bird Lake 100 Miles en California. Allí, completó la prueba con un registro de 35 horas y seis minutos. Con ello consiguió los cuatro puntos que le restaban para ser el primer salvadoreño en ser elegible para la NFUTMB a celebrarse en agosto de 2015.
Esa fue solo la primera parte de un proceso que comenzó hace más de un año. Además, un entrenamiento constante y un ritmo de exigencia que roza lo incomprensible. Todo comenzó hace unos cinco años, cuando Carlos participó en su primera media maratón y dos años más tarde completó la primera completa. Ese mismo año se pasó al Trail Running y ahí mismo comenzó a correr maratones lejos del pavimento.
Camino a la clasificación
Carlos comenzó a pensar en la prueba más dura del formato UltraMaratón (100 Millas) el año pasado. Primero, corrió una de 50 millas en Costa Rica, y a fin de poder ser elegible al NFUMB, debía acumular ocho puntos en un año sin excederse de tres carreras. La de Costa Rica le dio dos puntos, acumuló dos más este año en otro evento en San Francisco, y finalmente, el Big Bird Lake 100 le dieron los cuatro puntos adicionales.
Ahora, Carlos ingresó a la lista de elegibles en la que se convierte en apenas el tercer centroamericano de la historia en coseguirlo. “Al ser el único salvadoreño, las posibilidades de entrar a la lista final son altas. Se busca que haya representantes de todo el mundo y El Salvador estará allí, seguramente”, comentó el deportista.
Preparación
La Ultramaratones requieren una preparación a una escala muy diferente. Cuenta Carlos que corre a diario entre ocho y diez kilómetros, y sábado y domingo corre una maratón por día. Se busca acumular unos 125 kilómetros semanales. Además practica crossfit, todo a fin de acostumbrar al cuerpo a la exigencia. La alimentación y la hidratación también se cuidan mucho, de manera que el cuerpo mantenga la estabilidad íntegra.
Más importante es la fortaleza mental. “Después de correr veinticuatro horas y ves amanecer, ya el cuerpo te comienza a decir que debería de parar, pero uno va en una especie de trance y es fácil equivocarse. Hay que seguir y alcanzas ese estado ‘zen’ que da el correr”, aseguró.
Si alguien quisiera involucrarse, el consejo de Carlos es que “hay que dar el primer paso, animarse y comenzar a explorar de qué cosas es capaz uno”, aseguró.