Todos saben cómo mandarse un clavado de bomba, o al menos los que se la han pasado todo el verano en una alberca tratando de impresionar a alguna chica. ¿Pero es posible que el clavado más fácil del mundo se vuelva un deporte si le agregamos a un grupo de alemanes adictos a la adrenalina, una dosis de piruetas y un trampolín de diez metros de altura?
El splash-diving es una disciplina de estilo libre en la que el objetivo no es echarse un clavado con elegancia dentro del agua sin perturbar la superficie, sino todo lo contrario: mientras más salpiques, mejor.
Suena fácil pero no lo es. Al igual que cualquier otro deporte, el arte de salpicar tiene reglas establecidas. Conoce a Christian Guth, campeón de “splash-diving” y poseedor de varios récords Guinness mundiales, para saber un poco más sobre este deporte.