Diferencias, pero no muchas

Partamos de lo conocido. Colombia fue al Mundial de Brasil ilusionando tanto como lo había hecho con su mejor generación

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Radamel Falcao, de Colombia pelea un balón con Alexander Mendoza, de El Salvador. Colombia 3-0 El Salvador

/ Foto Por Adam Hunger-USA Today Sports

Por Fernando Palomo | Twitter: @Palomo_ESPN

2014-10-10 8:00:00

Para poner un ejemplo, el Pibe Valderrama me lo dijo en Río de Janeiro antes de terminar la fase de grupos, James Rodríguez es su heredero. La dimensión del elogio pone en contexto lo que es la Selección Colombia de hoy. El equipo al que El Salvador se ha enfrentado este viernes en el Red Bull Arena sólo tiene a dos equipos por encima suyo en el ranking de FIFA. Para lo que eso sirve.

Los 69 puestos de diferencia que hay entre el cuadro cafetero y la Selecta no se notaron en la cancha. Pero no era necesario que el canadiense Dave Gantar pitara el arranque del partido. Colombia tuvo un entrenamiento con plantel completo el martes por la mañana. “Esas cosas son para envidiar” decía entre lamentos el técnico Albert Roca pocas horas antes del partido. Colombia se hospedó en un lujoso hotel a orillas del Hudson, con la silueta de los rascacielos de Manhattan como adorno en el horizonte. El hotel de la Selecta está enterrado en una zona industrial en Secaucus, con la espalda a Manhattan.

Colombia ha entrenado en las impecables alfombras del complejo de entrenamiento del New York Red Bull. El campo de entrenamiento de la Selecta no habría sido apto para la alimentación de ninguna vaca. Un césped sintético aledaño sirvió para cumplir con el único entrenamiento completo del equipo de Roca en suelo estadounidense. Todo esto como prólogo a la historia de los 90 minutos ante Colombia. La tercera selección del ranking FIFA. En el partido la diferencia fue el gol. Simple concepto, pero real. El primero lo hizo un delantero del Manchester United, los otros dos los hizo un campeón de Europa League. Colombia convirtió las oportunidades que generó. Ahí la diferencia. El Salvador tuvo también las suyas, no las metió.

En el juego El Salvador dio otro paso hacia la consolidación de una idea. “¿Dónde tenía escondido ese equipo?” le dijo Luis Bedoya a Jorge Rajo en los pasillos de la zona VIP del Red Bull Arena. El entretiempo del partido fue reservado para los elogios a una equipo de azul que había mostrado personalidad más allá de la distancia entre sus individualidades. Hay una intención de juego de construcción que nuevamente no ha visto al rival para ponerlo a prueba. Bastan los primeros 45 minutos para entender que El Salvador no condicionó sus movimientos al contrario. Fue sometido por su contundencia y la diferencia de individualidades de mayor peso.

José Pekerman tiene casi tres años al frente del equipo colombiano, también ha pasado por un proceso de reconversión. Ha conseguido en ese tiempo instalar un concepto de juego que a Colombia la tiene soñando en mayúsculas. Lo decía Albert Roca: “pueden ser campeones del mundo”. Sobre la Selecta, Pekerman me dijo antes del arranque del partido estar complacido por enfrentarlos “porque son un equipo con entusiasmo y que propone jugar. Saben lo que quieren”. Otra vez lo vimos. Sin ver el marcador, hay un concepto de juego que agrada que con tiempo, recursos y planificación logrará hacer una diferencia. Ya con grandes como Colombia, las diferencias se notan, pero no son tantas como creíamos.