Hombro a hombro con Cuscatlán Rugby Club

Conoce de la mano de dos jugadores del club, sus vivencias aprendiendo el duro deporte del rugby, una disciplina que quiere crecer más en el país

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(De Izq. a derecha) Andrea Meza y Vladimir Salguero, de Cuscatlán Rugby Club

/ Foto Por Roberto Leiva

Por Roberto Leiva | Twitter: @RobbieRuud

2014-10-15 4:56:00

Andrea Meza y Vladimir Salguero son dos jugadores de Rugby que la rompen para Cuscatlán Rugby. Andrea con el equipo femenino, y Vladimir con el masculino, nos comentarán sobre cómo llegaron al mundo del deporte británico, que se abre paso poco a poco en toda América.

Vladimir integró el equipo de Torogoces que recientemente se proclamaron campeones del CONSUR C 2014, disputado en Panamá la pasada semana.

Sin más que decir, acá, hombro a hombro con Cuscatlán Rugby Club:

¿Cómo se enteraron del rugby acá?

Andrea: En una salida este año, me presentaron chicos y chicas que lo practicaban

Vladimir: Buscaba practicar un deporte extremo en 2011. Empecé con los Torogoces (Selección Nacional).

¿Cómo fue el primer día de rugby?

Andrea: En un entreno, hice desplantes con otras compañeras y me dieron el curso express de reglas básicas del rugby.

Vladimir: Me sentí ansioso, pero contento de estar en un ambiente de familia. También recibí un repaso sobre reglas de rugby.

¿Cómo terminaron el primer día?

Andrea: Adolorida, recuerdo que me preguntaban en casa si me gustaba, si dolía mucho, y si era seguro. Al fin, contenta.

Vladimir: No podía dormir, tenía una motivación grandísima. Los entrenos era lunes, miércoles y viernes. Dos días después de mi primer entreno, di mi primera tacleada.

¿Creían que tenían futuro?

Andrea: No sabía de rugby, pero luego la mentalidad cambió, claro, no es elitista, pero si pienso jugar mucho tiempo más. Llevo poco más de cuatro meses practicándolo.

Vladimir: Sí, creí siempre en mí, y mi voluntad me llevó a disfrutar siempre de este deporte, no sé por cuánto tiempo más lo practicaré, pero quiero que sea mucho.

¿Qué significa para ustedes el rugby?

Andrea: Un deporte noble, que particularmente no quisiera que se arruinara, es decir, que los valores siempre sean respetados, y juguemos una adaptación del deporte, sino el verdadero.

Vladimir: Es mi santuario, donde los problemas externos son apartados, para darlo todo en la cancha. Mi mayor sueño es que crezca en el país.

¿Qué rescatan de sus inicios?

Andrea: Jugué en Maquilishuat. Y me enseñaron muchas cosas de rugby, conocí otro tipo de personas y creo que me ayudó a socializar bastante.

Vladimir: En Torogoces aprendí los valores del rugby, tenés que tener vocación y espíritu para jugarlo. Rompí esquemas y barreras que no creí enfrentar algún día, como el tema físico por ejemplo.

Definan el tema del espíritu del rugby

Andrea: Podés jugar rugby, pero ser un rugbier, es distinto. Es decir, los valores que te enseñan los debes mantener tanto dentro como fuera de la cancha.

Vladimir: Podés dejar de jugar rugby, pero nunca dejarás de ser rugbier. De socializar, de no creerte más que los demás, de siempre pensar todo en comunidad, entre amigos, entre un colectivo. Nunca individualista.

¿Qué no te gustó del rugby?

Andrea: Los horarios eran algo difícil de manejar, y me desmotivaba un poco, pero luego me logré adaptar, y también no me gustó congeniar con gente que no fuera rugbier.

Vladimir: Problemas comunes, entre perseverar, y cosas nuevas para mí. Al final lo superé y aquí estoy, practicando rugby.

¿Cómo les fue en el primer mes en sus actuales clubes?

Andrea: En Cuscatlán Rugby Club, encontré mucha gente solidaria y rugbier, que hizo que mi pasión por el deporte creciera más. Diversión y aprendizaje constante. Ahí me terminé de enamorar del deporte.

Vladimir: En mi primer partido, recibí mi primer tackle, y no pude caminar bien como en tres días, Fue en un torneo Senior. Al segundo partido, logré hacer mi primera tacleda. Recuerdo que tuve que vender unos tenis para comprarme mi primer uniforme.

¿Anotaron ya?

Andrea: Aún no lo logré, una vez estuve cerca, pero me interceptaron y no pude llegar a la línea del try.

Vladimir: (Risas) Aún no, pero lo seguiré intentando.

La experiencia más dura fue…

Andrea: Cambiar de equipo de rugby. Cuando me pasé de Maquilishuat a Cuscatlán, hasta me dejaron de hablar las antiguas compañeras.

Vladimir: En 2013, en Nicaragua, recuerdo que jugué con los “Barbarians” (Teniendo ya dos años de jugar), que son elementos de relleno en un equipo de rugby de Los Torogoces, por decirlo así, voluntarios para completar un equipo. Me sentí desechado, pero como todo rugbier, amo al deporte, y no lo iba a dejar por un episodio como ese.

¿Qué dijeron sus familias cuando lo empezaron a jugar?

Andrea: Mis papás se preocuparon al principio por mis marcas de guerra, pero luego lo fueron viendo normal, y tengo el apoyo 100% de ellos.

Vladimir: Mi mamá dudó que perseverara, y mi papá me dijo que le diera, con tal de conservar los dientes. Mi hermano es el que más me llega a ver jugar.

La peor lesión

Andrea: Esguince de tobillo, y rotura de ligamentos del pie. Me enyesaron, pero a los cuatro días me quité el yeso y empecé a caminar así hasta jugar la semana siguiente, y ya no me dolía nada.

Vladimir: Una vez me quebraron el dedo anular, por intentar detener una patada, y en otra ocasión, me zafé el hombro.

¿Se pelearon alguna vez en el campo, durante un juego?

Andrea: No nunca, he visto como las niñas se lo toman más personal, a diferente de los chicos, que son más salvajes en ese sentido.

Vladimir: No, tampoco. He visto como se han agarrado algunos pero luego de pelearse se saludan y se terminó el drama, como si no hubiera pasado nada.

¿Qué les decían sus amigos que no juegan rugby?

Andrea: A mí me decían que era la chearleader del equipo, o la aguatera. También me insistían en que me haría menos femenina y muy musculosa. Antes yo hacía teatro y jugaba kitbol, y mirame ahora, una orgullosa rugbier.

Vladimir: Dicen que los hago a un lado, que por andar en la onda del rugby, ya no les hago caso. Y la verdad, es que sí me he distanciado, pero el deporte te exige un grado de concentración y pasión, que omitir amistades pasa, pero no es algo que se haga adrede, en mala onda.

¿Cuáles son sus mayores aspiraciones?

Andrea: Que el rugby sea conocido. Llegar a jugar de posición de apertura también.

Vladimir: Soñar con que el rugby pueda impactar al pueblo salvadoreño. El tema cultural es complicado, ya que al salvadoreño no le gusta ser golpeado, pero sí dañar, le gusta ser la figura, no entrenar, y todo eso, va en contra del rugby. En las costumbre y los ideales, está el reto de cambiar el cassette, acabar con la mediocridad. Como DT de las chicas de Cuscatlán, que ganen partidos y que aprendan día a día más.

¿Cuáles son sus referentes de rugby?

Andrea: Aún no tengo.

Vladimir: Agustín Pichot, exPumas de Argentina. También Ruan Pienaar (Sudáfrica), Aaron Smith y Aaron Cruden (Nueva Zelanda).

¿Qué conclusión pueden dar del rugby?

Andrea: Te sentís en familia. Mato y doy la vida por ellos, considero que practicarlo es una lección de vida. Te caes siete veces, te levantás ocho, así. He aprendido mucho, asumo que es más que un juego. Las amistades que uno tiene en el rugby, son únicas.

Vladimir: Es lucha y unidad. Pasas de ser un desconocido, a ser un miembro, parte de una gran familia como lo es el rugby. Te muestra que nada es regalado, y que debes de luchar pase lo que pase, para disfrutarlo y para que sea una filosofía de vida.