La otra cara del ???Cala??? Bonilla

Uno de los porteros de Alianza en el torneo pasado, Carlos “Cala” Bonilla, ahora con Real Destroyer, se gana la vida en una gasolinera del Puerto de La Libertad. Divide su tiempo entre los entrenamientos y el trabajo. A las 5:00 de la mañana, inicia su día

descripción de la imagen

Muy servicial, Carlos Bonilla atienda a los clientes en la gasolinera, todos los días de la semana.

/ Foto Por Mario Amaya

Por Varinia Escalante / Twitter: @VSkalanT

2014-10-18 10:34:00

LA LIBERTAD. Los sábados y domingos o algún miércoles, si el calendario de Segunda División así lo manda, luce un uniforme distinto al que utiliza a diario. Sus horas laborales en la gasolinera Texaco del Puerto de La Libertad requieren que Carlos “Cala” Bonilla se vista con una gorra, pantalón formal, una camiseta tipo polo color rojo y unas botas negras. Muy diferente al jugador. A ese que muchos aficionados reconocen que porta guantes de portero, camiseta y calzoneta, medias y tacos.

Ese es el lado opuesto que pocos saben del “Cala”, el exarquero de Alianza y ahora con la vestimenta del Real Destroyer. Un jugador que se ha ganado a pulso su lugar como guardameta titular del equipo portuario, sitio del que es originario y del que siente satisfacción de pertenecer: “Esta es una etapa muy bonita la que estoy viviendo. Me siento muy contento de representar al Destroyer, porque es de aquí de mi ciudad, es un orgullo vestir la camiseta de donde yo soy”, manifiesta.

Ese “plus” de ser porteño lo hace que se entregue día con día al equipo de su pueblo. Sin embargo, el querer seguir jugando obligó a Bonilla a buscar un empleo en el que pudiera llevar el fútbol y el trabajo de la mano. Sin problemas.

Así, al “Cala” se le presentó la oportunidad de prestar sus servicios a dicha gasolinera, sin apartarse de su pasión por el deporte. Y lo aceptó. Eso sí, tiene que repartir y organizar bien sus horas entre los entrenamientos y el ganarse el pan de cada día. La gasolinera ha sido por eso, de cierta forma, otra “ganancia”: le queda cerca de su casa, del estadio y compensa las horas a las que parte para entrenar reponiéndolas más tarde, después de las prácticas o de los partidos.

Atajada de “oro”

Carlos Bonilla se sincera en que este es su “primer trabajo”, ya que había tenido otros “por ratitos o días”: “Nunca había trabajado como lo hace la gente normal, no había tenido la oportunidad de hacerlo todos los días. Estar en la gasolinera es mi primer trabajo formal”.

Y, después, explica cómo consiguió el empleo: “Dios fue el que me llevó ahí ya que, gracias a Él, el gerente (Julio Cerna) es conocido mío y me contactó, me preguntó si quería trabajar y le dije que sí”.

Bonilla tomó la decisión porque sabía que debía trabajar sí o sí, y encontrar una opción como esta era única. “No fue una decisión difícil, ya que soy de una familia de clase media-baja así que tengo que trabajar para poder comer. Gracias a Dios que don Benjamín (Molina, el dueño) me da la posibilidad de poder jugar y trabajar, estoy sumamente agradecido y poco a poco he llevado las dos cosas al mismo tiempo”.

El guardameta cuenta que su día laboral inicia a las 6:00 de la mañana en la gasolinera. Pero se levanta a las 5:00 a.m. Tiene que cumplir sus ocho horas, pero estas varían según el horario de entreno o de los partidos. Parte a las 11:30 de la mañana, ya que el entreno es a las 12:30 del mediodía. Pero cuando termina su actividad futbolera, regresa rápido a la gasolinera para concluir a las 4:00 p.m. las tres horas que por lo general le quedan pendientes de cerrar.

Dice que atender a los clientes varía en tiempo. “Algunos puede ser rápido, solo la gasolina, puede ser un minuto y medio, pero a otros es más largo dependiendo lo que quieren”.

Bonilla se encarga de ponerle gasolina a los vehículos, limpiar parabrisas, revisar llantas, vender productos para automóviles, hacer facturas, cobrar, barrer, hacer la limpieza, en fin…

“Atiendo al cliente, lo hago bien, sirvo el combustible y trato de ser lo más amable posible”, expresa Bonilla.

“Me he ido adaptando (desde hace cinco meses), organizo mi tiempo, sacrifico mi tiempo, no ando en fiestas, no tengo compromisos y eso me permite llevar el fútbol y el trabajo juntos”, añade.

Y el significado de trabajar, “Cala” lo define así: “Cualquier trabajo dignifica a las personas, no importa de qué uno trabaje, pero si uno lo hace bien eso dignifica. Yo no me siento ni más, ni menos haciendo lo que hago en la gasolinera. Me siento orgulloso de este trabajo, porque ante Dios todos somos iguales”.

La espina de Alianza

Por ahora, Bonilla juega a préstamo con el Destroyer en la Liga de Plata. Con Alianza, con quien debutó en Primera, todavía tiene contrato por tres años: “El pase es de don Lisandro (Pohl) y tiene convenio con Real Destroyer y así fue que llegué acá al Destroyer”, señala.

El amor de Carlos por el equipo albo lo trae desde pequeño. En su trayectoria, están sus inicios en 2008, con 16 años de edad, en el sexto nivel de Alianza; después, jugó en la UES, en 2010, un año; luego, en 2011 hasta el Clausura 2014 volvió con los albos. Fue campeón con la Reserva paquiderma (2012) y ahora milita con los portuarios, equipo en el que ya había jugado cuatro meses en liga media. Además, estuvo en la Sub 20 de 2010.

Su amor por el fútbol nació a los ocho años, ya que su papá y sus hermanos lo “llevaban a la cancha y ahí me fue gustando, me fui apasionando de esto”. Se decidió por jugar como “portero solo porque veía a mi hermano, me gustó y me quedé jugando así. Es la posición más bonita, no cualquiera se para dentro de los tres postes, uno está solito”, asegura.

Su actualidad, no obstante, dejó atrás esos años de infante y lo tiene como el meta titular del Destroyer.

Su equipo, en el grupo “A”, está peleando por clasificar a cuartos de final y admite que no es una Liga fácil, sino que se juega con intensidad, y quiere salir campeón. “Como joven, uno tiene que aprender de los errores que se han cometido para ser fuerte mentalmente, aprendí muchas cosas en Primera que me han dejado huella y ahora las pongo en práctica”, afirma.

En Liga Mayor, su debut lo hizo frente a L.Á. Firpo y “quedamos 2-2, fue en el torneo anterior, no lo olvido”.

Y rememorar ese paso corto pero no final en Primera tiene al “Cala” con un pasado que quiere volver a vivir: “En el fútbol, pasan diferentes circunstancias, para bien o para mal. Me tocó salir de Alianza, pero tengo esa ‘espinita’ y quiero volver, pero para eso tengo que trabajar y demostrar lo mejor en la cancha. Espero volver a Alianza o a otro equipo de Primera División y demostrar mis cualidades y lo que soy como portero para consagrarme en Primera”.

Su 1.90 metros de estatura, sus 22 años de edad y sus buenas atajas con Real Destroyer espera sean, una vez más, ese trampolín que lo devuelva al ruedo de privilegio. Ese con el que sueña y del que este portuario no quitará el dedo del renglón hasta poder conseguirlo. Mientras tanto, el “Cala” seguirá con sus rutinas entre la gasolinera y la cancha, y la pasión vehemente por el fútbol.


Ficha técnica

Nombre: Carlos Eduardo Bonilla Cañas.

Data: Puerto de La Libertad, 24 de febrero de 1992.

Edad: 22 años.

Apodo: “Cala”.

Posición: Portero.

Estatura: 1.90 metros.

Peso: 185 libras.

Equipos: Sexto nivel de Alianza (2008); UES (2010); Alianza (2011 hasta Clausura 2014, entre equipo Reserva y equipo Mayor); Real Destroyer, de Segunda (Apertura 2014). Estuvo en el proceso de la Selección Sub 20 en 2010.

Palmarés: Campeón con la Reserva de Alianza (2012).


“Es bonito jugar en el equipo del pueblo, pero hay presión por ser local ya que te exigen más. Pero eso es normal en un equipo. Me siento orgulloso de representar al Real Destroyer”

Carlos “Cala” Bonilla,
Portero del Real Destroyer, ex de Alianza