El foco distorsionado

El fútbol salvadoreño dejó de ser noticia por el fútbol.

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Yeison Murillo de Alianza y Jonathan Jiménez de UES se enfrentaron a golpes durante el partido.

/ Foto Por Marlon Hernández

Por Gustavo Flores / @Gusflores21

2014-10-21 6:05:00

La Liga Mayor se ha sacudido por los últimos incidentes en el estadio Mágico González. Esta vez no fueron los aficionados o las barras organizadas las que pusieron el punto negro de la jornada; los protagonistas centrales estuvieron de la línea para adentro, los jugadores: uno que agredió (Jiménez, de la UES), el otro que respondió (Murillo, de Alianza) y la vergüenza generalizada en un partido que ya estaba sentenciado gracias a la contundencia de un equipo y a las facilidades que regaló el otro. No había necesidad ninguna de ese espectáculo, ni siquiera la tensión de un resultado incierto.

El mal estado de los campos de juego, la poca y nula afición que llega a ver los partidos y el panorama desolador de los estadios, la violencia como desagradable integrante de un show deportivo. El fútbol salvadoreño dejó de ser noticia por el fútbol. Hace tiempo que su esencia  ha distorsionado el foco. Ya no está puesto en lo que se hace en la cancha, en los goles que se disfrutan, en las jugadas, lujos o atajadas que puedan sobresalir. Ya no.

El líder Metapán, el nuevo y sorprendente Águila, el renovado Alianza de Cepeda, la frescura de Santa Tecla le ceden su lugar a noticias que nada tienen que ver con lo deportivo.

Todo parece estar “patas arriba. Los dirigentes de la UES, tan distraídos para cuestiones importantes como mantener al día a su plantel o darles de cenar tras un juego, hoy se mueven bien rápido para asesorar y aconsejar a un joven jugador -Jiménez- que levante una demanda, en la que por otra parte, lleva todas las de perder.

“En otros países se entrenan tres horas a la mañana y tres horas a la tarde. Acá en El Salvador, apenas una hora y quince minutos y los jugadores se van a Metrocentro, a los colegios a ver muchachas, o a comer algo que no es propio para un deportista”, dijo el Toto Gamarra la semana pasada en el programa “Los Provocadores”. El técnico es, por su honestidad brutal, una referencia a la hora de reflexionar con crudeza sobre el fútbol salvadoreño. Dio su diagnóstico y razón no le falta. Tampoco verdad.

El profesionalismo pasa por el cuidado y el respeto de los valores . Y allí el papel clave lo cumplen los mayores:todo es cuestión de la educación para nuestros jugadores.