El alto índice de violencia que impera en el país estuvo cerca de retirar casi por completo a otro deportista salvadoreño, pero su amor al deporte y espíritu de lucha le hicieron volver tras una recuperación aún no completa. Como premio a su esfuerzo, recientemente conquistó un título regional en Panamá: hablamos de Jimmy Melara, jugador de rugby. Esta es su historia.
La vida a Jimmy le cambió de forma abrupta e inesperada el pasado miércoles 26 de marzo del presente año. Resulta que ese día, cuando en compañía de tres amigos más (un francés, un africano y una salvadoreña) estaban reunidos en uno de los tantos restaurantes que se encuentran ubicados en la Zona Rosa, Colonia San Benito, de pronto pasaron unos individuos en una motocicleta y rociaron de balas el lugar, siendo él y uno de sus amigos los receptores de las balas.
“Habíamos llegado a ese restaurante porque uno de los amigos, el francés, se retiraría en pocos días del país, por lo que decidimos hacerle una cena de despedida. Eran aproximadamente las 9:00 p.m. cuando de pronto escuchamos unos disparos, yo recibí tres, uno en cada mano y uno más en el pecho, gracias a Dios el impacto de esta bala no fue profundo”, recordó Melara.
En cuanto al amigo de origen francés, este solo recibió un balazo en el antebrazo derecho. Melara fue el más afectado, los otros dos resultaron ilesos. De inmediato sus demás compañeros le trasladaron al hospital médico quirúrgico del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, donde recibió las primeros auxilios.
Comenzó entonces lo que él denomina “un calvario” en cuanto a su proceso de recuperación, pues además del costo económico, ha sido sometido ya a dos operaciones y aun está pendiente una más, la cual le harán próximamente, según manifestó Melara.
A raíz del impacto de las balas, Jimmy perdió la movilidad en los dedos índice y medio de su mano izquierda; de igual manera le sucedió con dos dedos de su mano derecha. Si bien en el Seguro fue atendido en primera instancia, días después le fue necesario recurrir a un centro asistencial privado, donde le hicieron la operación inicial.
“La operación me la hizo el doctor Ricardo Quant, quien es un especialista en cirugía estética. Solo esta intervención tuvo un costo de $3,000, cantidad que gracias a la ayuda de varios amigos se pudo reunir, en la segunda también he contado con el respaldo de ellos y parte que me ha tocado a mí cubrir los costos, todo ello ha sido clave en el proceso de recuperación que hasta hoy he tenido”, cuenta.
En algún momento, según lo explicó Melara, dice haber buscado a los representantes y propietarios del restaurante donde sucedió el ataque para ver en qué medida le podían ayudar con los gastos médicos, pero agregó que lamentablemente estos siempre se escondieron y evadieron asumir alguna responsabilidad en el caso.
“Es una pena porque el ataque ocurrió en su restaurante y uno va ahí a consumir y a pasarla bien, nunca a que te peguen tres o más balazos, tiempo después nos dimos cuenta que los atacantes fueron pandilleros y que lo hicieron en represalia porque los dueños no habían pagado la renta”, dijo con resignación este seleccionado de rugby.
Superó temores y dudas
Anímica y psicológicamente el incidente golpeó muy fuerte a Melara, quien en un principio se veía ya fuera del deporte, pues no creía en que lograría recuperarse y volver a practicar el rugby, pues la movilidad en sus dedos no experimentaba mejoría alguna.
“Todo fue cuestión de tiempo, pues en un principio yo me veía fuera del deporte, me causaba mucha frustración la movilidad de mis manos y no me veía a futuro en un campo jugando al rugby, pero tras las dos operaciones que me hicieron y las incontables sesiones de fisioterapia fui recuperando cierta movilidad y las posibilidades de volver a jugar comenzaron a renacer”, dijo.
Entre las advertencias médicas de que tuviera mucho cuidado y los deseos de volver, Melara meditaba sobre su regreso a las canchas, hasta que por fin tomó la decisión, de la cual ahora no se arrepiente.
Obviamente, al retomar sus prácticas dos meses atrás, estuvo cargado de temores a una lesión y las dudas de no poder resolver bien las jugadas dentro de la cancha, pero con el paso de los días, según cuenta, esos miedos se fueron yendo y tomó mayor confianza. Fue entoncEs que sus amigos y compañeros de equipo le fueron motivando aun más.
Para comienzos del presente mes estaba programado en Panamá el desarrollo del I Campeonato Centroamericano de Rugby, con la intervención además de Guatemala, Honduras, Costa Rica, El Salvador y desde luego los anfitriones. Motivado por sus compañeros, tomó la decisión de integrarse a su equipo, los Torogoces, con quienes ha jugado la mayor parte de su carrera.
Este deporte es poco conocido en el país y Centroamérica, de hecho su expansión ha sido bastante lenta, “pero vamos avanzado”, afirma con optimismo.
El riesgo valió la pena. Su desempeño durante toda la competencia fue excepcional, tanto así que fue el responsable de poner el “try” (anotación) que dio el título a su equipo y a El Salvador.
Una pausa obligada
Con la conquista del título regional en la justa realizada en ciudad de Panamá, el rugby prácticamente concluyó su temporada, por lo que todos sus compañeros ya en un mes aproximadamente comenzarán a preparárse para la próxima campaña. No obstante, Melara no podrá hacerlo, porque debe pasar una vez más por el quirófano.
“En esta tercera operación que me harán en los próximos días, los médicos me van a colocar en cada dedo una especie de tendón artificial, esto con el objetivo de que yo pueda recuperar la movilidad de los dedos, lo cual me vendrá a ayudar en mi desenvolvimiento profesional como en el deporte”, dijo.
Melara, quien ahora ostenta el título de campeón centroamericano, labora profesionalmente en una empresa de telefonía ubicada en Santa Tecla, su ciudad natal.
“Debido a la operación que me voy a someter próximamente no podré hacer la pretemporada y además tampoco podré jugar por al menos los próximos cuatro meses del año que viene, pues según el médico debo ser muy cuidadoso con el período de recuperación que vendrá”, aseguró Melara.
Como deportista y seleccionado de rugby, sugiere a la población honrada tener mucho cuidado con la ola de violencia que sufre el país, a la que él pudo sobrevivir.