Jorge Ochoa

Campeón de Centroamérica en maratón de 42 km en silla de rueda y baloncesto

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Jorge Ochoa, presidente del Comité Paralímpico de El Salvador.

/ Foto Por Archivo

Por César Najarro | Twitter: @cjnarro

2014-10-27 9:28:00

Necio. Siempre ha sido un necio. Cuando la vida le dijo a Jorge Ochoa que no iba a mover más las extremidades, se negó. Cuando no encontraba apoyo para los discapacitados, no dejó de abrir puertas. Cuando no los dejaban entrenar en el gimnasio, se fue, con otros amigos, a jugar baloncesto en silla de ruedas al parqueo de la Asamblea Legislativa.

Cuando no encontraba fondos para el deporte y la rehabilitación que esto implica, armó, con otros amigos, la Asociación Salvadoreña de Deportes sobre Silla de Ruedas (ASADESIR). Después, impulsó el Comité Paralímpico de El Salvador. Y desde 2013, que la Asamblea aprobara un presupuesto, por primera vez, de 100 mil dólares. Ahora, es también el primero en llegar a formar parte del Comité Directivo del Instituto Nacional de los Deportes. Y cuando se debatía en un quirófano y estuvo con código rojo, también se negó a tirar la toalla.

Es que es necio este señor con una mirada afable. Y, afirma, un agradecido de la vida.
Jorge no nació parapléjico. Su historia en el deporte estuvo marcada por su abuelo, quien lo puso en cursos de verano a las 6 de la mañana. También hacía baloncesto y fútbol. Modestia aparte, recuerda que pudo ir a unos Panamericanos a Canadá, en natación. Era bueno y corría la década de los 60.

Estuvo en las reservas del Adler y cerca de llegar a Primera B. Consiguió trabajo en una empresa porque jugaba fútbol bien. Militaba en la Liga Burocrática cuando, una tarde cualquiera, “me dieron vuelta y fue cuando me golpeé la médula. Hasta entonces no sabía de los problemas en cervicales 4, 5 y 6. Al día siguiente, fuimos con mi familia al lago. Me tiré y nadé quizás 10 metros cuando empecé a sentir que se me dormían los pies y todo. Ahí comenzó mi proceso de discapacidad que adquirí. Tenía 22 años. Voy para 40 de estar con la incapacidad”.

Como en el ISSS no habían procesos de rehabilitación tan avanzados y fuertes para atender a un cuadrapléjico, lo mandaron al Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI).
Fue duro. Ahí escuchó: “aunque sea mové los ojos”, recuerda. “No movía nada del cuerpo, eso es duro que se lo digan a uno”. Se negó a no moverse y llegó hasta a levantarse, a usar muletas.

Después de su rehabilitación, logró entrar a trabajar en el Seguro Social, a finales del 78. Y tuvo la suerte de que lo mandaran a capacitarse, primero, para que terminara su técnico en radio y televisión, y después, a los programas de rehabilitación profesional y deporte.
Poco después, conoció a Ana María Colocho, quien trabajaba en Olimpiadas Especiales. Era licenciada en educación física y profesora, y se puso a trabajar con ella en la discapacidad, a tal grado que en 1980 le dieron trabajo, siempre en el Seguro Social, de eso.

En esas fechas, hacía deporte dentro de Olimpiadas Especiales, y ya había aprendido a jugar baloncesto en el ISRI, a donde le enseñaron que “no puedo” no se puede decir. “Todo lo podemos hacer, lo único es tener voluntad”.

Para 1994, se dieron los primeros Juegos Centroamericanos y fue. En ese entonces, Jorge era parte de la Selección de baloncesto que ganó medalla de oro y que dominó el área por años.  Y también hacía atletismo como parte de su rehabilitación, así que corrió la maratón de 42 km.
“No se me olvida porque en Costa Rica yo fui una novedad, porque siendo categoría uno (cuadrapléjico), correr 42 kilómetros, y subir todas aquellas cuestas. Ahí me pasaban, pero en las rectas y bajadas no tenía miedo, iba con todo y gané el oro”, cuenta.
Siempre ha sido amante del deporte, ese en el que irónicamente perdió gran parte de su movilidad, pero encontró otras razones de vida.

Se retiró en 2000 totalmente del deporte activo después de su octava operación porque tiene hernias, y ya no tiene tejido de dónde le puedan hacer más operaciones si sufre un problema mayor. En dos de esas operaciones, dio código rojo. Pero todavía cuenta la historia.

¿Qué hace?

Después de todo lo que aprendió en el ISSS, abrió puertas. Fue a Inglaterra en 1984 a eventos de rehabilitación profesional; a Colombia, Estados Unidos, Japón. Para 1994, logró acercamientos con el expresidente Alfredo Cristiani, a través de Juan Matéu Llort, para exponerle que el deporte que hacían era de excelencia deportiva. “Cristiani dio la orden al ingeniero Guandique (José, presidente de Indes) para que fuéramos al primer C.A. a Costa Rica”, narra.

Mientras tanto, seguía trabajando en el Seguro porque el deporte fuera prioridad en la rehabilitación. “Logré que nos dieran una cancha en el departamento de rehabilitación. Compraron sillas de rueda para jugar el baloncesto, hacer atletismo, y es ahí donde viene un desarrollo más fuerte”, cuenta.

Poco después, lograban también ir incorporando a algunos compañeros al trabajo en el ISSS, a través de cada nuevo director que llegaba.

En la búsqueda de que el Indes los reconociera de forma legal y tuvieran apoyo económico para actividades deportivas, iniciaron un grupo con una serie de amigos, conocida como Fesadesir, en 1994, y desfilaban con Olimpiadas Especiales.

Para entonces, cuenta que ya dibujaban las guaritas de Taca. “Iba matando el chucho a tiempo para obtener ayuda, igual del Banco Agrícola, La Constancia, sin que ellos nos dieran nada entonces. Así fuimos logrando que nos patrocinaran, ya con uniformes o en eventos internacionales”.

La idea era recibir fondos de INDES. “Nos dijeron que no podíamos. Pero después de lo que dijo Cristiani, ya con la orden, se nos abrieron las puertas del departamento jurídico, y es donde nos dijeron que si nos hacíamos federación, los de atletismo se tenían que ir a la Federación de Atletismo, los otros a la de baloncesto, y que al final, dependía de ellos si nos daban algo”.

Entonces, decidieron mejor hacer la Asociación. “Logramos legalizarnos, y así somos pioneros de Asadesir con Rafael Sibrián, Manuel Alvarenga, Salvador Herrera, William Rivas, Pedro Siliézar, y muchos que se me escapan, otros ya murieron”, reseña.

Allá por el 95, 96, tocó las puertas también con Taca. “Don William Handal no sabía que yo era una persona con discapacidad. Fui a verlo al edificio Caribe. Cuando me vio el vigilante, le dijo a la secretaria y mandó a decir que ya bajaba don William. Pero yo ya me les había escapado. Eran empinadas, complicadas esas gradas. Me vio, y me dijo, —“¡Señor Ochoa, yo iba a bajar!”. “No, si el que necesita soy yo”, le dije—. Desde entonces, mientras estuvo don Handal, todo el tiempo nos patrocinaron vuelos para ir a Los Ángeles u otros vuelos que necesitáramos”.
Así, llevaron seis atletas y el entrenador a la primera maratón que participaron, allá por el 95, y siguieron.

En Asadesir se mantuvo como presidente desde 1994 hasta 2008, y afirma que “solo una vez tuvimos un fracaso. Había un problema, un apogeo político y todo se hizo humo. Los fondos se centralizaron en la gestión del licenciado Issusi (Jorge Hernández, expresidente de Indes) y así las cosas, las empresas nos decían que no porque decían que Indes nos tenía qué dar. Se hizo más dificultosa esa época. Pero sí logramos hacer muchos eventos en baloncesto, atletismo. En el país, somos pioneros en hacer centroamericanos en 1997, 2000, 2003”, recuerda.

Asadesir se convirtió en una asociación que les abrió puertas hacia la empresa privada a muchas personas con discapacidades. Cuando Hugo Barrera era diputado, “él había llevado una ley para que la persona con discapacidad tuviera trabajo, pero mucha gente no le hacía caso. El deporte nos ayudó a que sí entraran a trabajar. En el ISSS es donde más población se tuvo, pero de ahí hubo otras instituciones de gobierno y empresa privada. De hecho, don Hugo abrió puertas directamente en algunas empresas. Había en ADOC, Lido, en otras”.

El trabajo y el deporte seguía, y el de Jorge también. Para 1999, se dieron los primeros Juegos Parapanamericanos en México, y Asadesir era reconocida internacionalemente, por lo que fueron invitados. El INDES no quiso apostar por ellos, y consiguieron el recurso con las empresas privadas. Se lograron dos oros y se alcanzó el compromiso de INDES de incorporar en sus políticas deportivas al Comité Paralímpico de El Salvador. Sin embargo, no fueron incorporados.

Objetivos olímpicos

Para los Juegos Paralímpicos de 2000, enviaron a una atleta al evento. Y así fueron mejorando poco a poco. En 2007, en un evento Paralímpico, llevaron más de 70 atletas. Entonces, Issusi había enviado también una carta de compromiso de apoyo estatal, que finalmente no se dio para 2008, cuando se realizaron nuevos Paralímpicos. “El problema de no saber que la institución es muy fuerte, y que trabajan de la mano con el COI. Me dijeron que dónde estaba el apoyo, que qué pasó con la nota que ofreció el presidente de INDES, que si les estábamos mintiendo (al Comité Paralímpico Internacional)”.

Ahí, les dijeron que tenían que sí o sí formar el Comité Paralímpico para ser reconocidos. Poco después, llegó Jaime Rodríguez a Indes y “platiqué con él de todo, y mandaron cartas de disculpas y compromisos. Pasamos a ser reconocidos por Indes, pero no en el marco legal, aunque sí que se iba a adquirir el compromiso de hacer un proceso”.

En 2011, se hizo el primer campamento de la juventud en el país, para niños de 7 a 11 años de toda Centroamérica. Y el INDES también aceptó hacer las instalaciones accesibles. Fue así como se empezó a crear accesos en el Mágico González, Famoso Hernández, entre otras instalaciones. “También el apoyo de la primera dama ayudó”.

Ya para 2013, quedó legalizado el Comité Paralímpico de El Salvador, pero la lucha continuaba. Es que parece no cansarse Jorge. Así que “empecé a cabildear en la Asamblea Legislativa, y logramos, ¡es histórico!, 100 mil dólares para el desarrollo de la persona con discapacidad. Ese fondo no es solo para el deportista de élite, sino para trabajar con la niñez, a nivel escolar, y apostarle a eventos dentro del Ciclo Paralímpico”.

Ahora, están desarrollando, dentro del Comité, un trabajo de acercamiento a la niñez en Santa Ana, Sonsonate, Chalchuapa, Ahuachapán, Chalatenango, San Miguel, Usulután, Cojutepeque, Sensuntepeque y San Salvador. “Gracias a Dios el dinero nos ha abundado. Hemos pagado eventos a nivel de C.A. Hoy estamos apoyando igual a los amputados, sillas de ruedas, no es el montón, pero se les ha estado dando boletos aéreos, mantenimiento de pelotas, etc. Eventos de ciegos, sordos, etc.”, afirma.

Y recientemente, este año, fue nombrado como parte del Comité Ejecutivo de Indes. “Es algo histórico también que se dé lugar a una persona con discapacidad como se da en otros países”, afirma este luchador de la vida.