El mayor estafador del fútbol

Carlos Henrique Raposo fue futbolista por 20 años y apenas jugó unos 20 partidos. Era tan malo que se las ingeniaba para no saltar a la cancha para jugar. Fue amigo de grandes futbolistas y de la prensa

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Raposo pasó por grandes clubes de Brasil, México y Francia en su carrera de 20 años pero solo jugó unos 20 partidos. Foto EDH

Por EDH Deportes | Twitter: @EDHDeportes

2014-10-20 9:49:00

Si se busca el nombre de Carlos Henrique Raposo en los libros de historia de equipos como Flamengo, Botafogo, Puebla, América o del Ajaccio, es probable que no se encuentre, puesto que fue un fichaje que no tuvo trascendencia en esos grandes clubes.

La historia de Raposo, apodado el Kaiser por su gran parecido con Franz Beckembauer, es muy singular. Fichó con buenos equipos de Brasil, México y Francia, gracias a los buenos contactos y amigos que logró hacer, pero su especialidad era la mentira, era un mal jugador, tal y como lo recuerdan sus allegados.

“Sé que Kaiser era un enemigo del balón. En el entrenamiento acordaba con un colega que le golpeara, para así marcharse a la enfermería”, cuenta su amigo Renato Gaúcho.

Pero el mismo Carlos Henrique confesó recientemente su forma de operar en los equipos, en el Botafogo, por ejemplo, donde debutaría a mediados de los ochenta:  ”Hacía algún movimiento raro en el entrenamiento, me tocaba el muslo, y me quedaba 20 días en el departamento médico. En esa época no existía la resonancia magnética. Cuando los días pasaban, tenía un amigo dentista que me daba un certificado de que tenía algún problema. Y así, pasaban los meses”.

En el Botafogo nunca debutó, tampoco en el Flamengo, su segundo club donde le mentía a todos. Raposo fue amigo de Ricardo Rocha, Romario y Bebeto.

Para tener tranquilo a todo mundo, Carlos Henrique le conseguía mujeres a sus compañeros de equipo, tal y como sucedió cuando llegó a México. Otro de sus aliados era la prensa, a quienes les daba regalos para que hablaran bien de él.

Una de sus mejores anécdotas que fue recogida por el sitio eldesmarque.com fue cuando al fin fue convocado aun partido y en pleno calentamiento insultó a un aficionado: ”Dios me dio un padre y después me lo quitó. Ahora que Dios me ha dado un segundo padre –refiriéndose al técnico- no dejaré que ningún hincha le insulte”, le dijo al DT, para que no lo reprendiera en el vestidor.

En sus 20 años de “carrera proesional”, solo se le cuentan unos 20 partidos con el Ajaccio de Francia, donde pasó desapercibido. El día de su presentación, a sabiendas de que era malo con la pelota, mandó todos los balones a las gradas para regalárselos a la afición. No dio ningún toque a esos balones para demostrar sus habilidades, mientras besaba el escudo del club.

“No me arrepiento de nada. Los clubes han engañado y engañan mucho a los futbolistas. Alguno tenía que vengarse por todos ellos”, contó Carlos Henrique Raposo.