Un día después de la gran alegría generada por la victoria de la Selecta a Honduras, clara e inobjetable, el salvadoreño futbolero acaba furioso y frustrado. ¿Por qué? Porque se entera que a pesar de eso, y por más que el miércoles la Selecta le gane a Belice por 33-0 (sería récord mundial entre selecciones) no tiene ninguna posibilidad de llegar a la final de la Copa Centroamericana. Todo esto por el reglamento que tiene sus “particularidades” a la hora de dirimir un desempate entre dos o más equipos.
Los criterios de la Uncaf -a contramano de los que utiliza la FIFA en sus competiciones- quizás sean absurdos. Eso sí, no los inventaron ni hoy ni ayer, como quieren hacer ver algunos. Ya se aplicaron en la Copa Centroamericana pasada y nadie se quejó. Es más, al igual que esta vez hubo un triple empate en el primer lugar (Honduras, El Salvador y Panamá, todos con 2 puntos). Claro, en aquella ocasión El Salvador pasó por sorteo gracias a las prodigiosas manos del chino Li y no hubo queja. Además, en la edición pasada no era tan importante ser primero o segundo, porque lo único que cambiaba era el rival para semifinales. Ahora, con el nuevo formato, ser el ganador de grupo implica clasificarse directamente para la final, ya que abolieron las semis para acortar el torneo.
La UNCAF es un desorden y la Copa Centroamericana tiene una dudosa reputación. Pero no creo que el reglamento esté hecho para favorecer o perjudicar a alguien en particular porque de antemano es imposible saber los resultados. Y si bien en la UNCAF hay mayoría de dirigentes guatemaltecos, también es cierto que nadie sufrió más decepciones que los chapines en las últimas ediciones: sexto en 2013, quinto en 2011, sexto en 2009. Si hay ayuda, no se nota… Es más, estoy seguro que si la UNCAF pudiera escoger a dedo a un finalista se decantaría por El Salvador. ¿Qué otra selección llevaría más gente al juego final? Podría llenarse solo con los salvadoreños.
En fin, si la Selecta hubiese perdido 1-0 contra Guatemala y ganado 2-1 a Honduras estaría en una posición más privilegiada y se habría favorecido de esos criterios que ahora muchos cuestionan. Y ni hablar si le hubiera ganado a Honduras por más de un gol. Eso sí, hay una interpretación un tanto rara que hace la UNCAF en el punto 3, pero aún así, la única posibilidad real de ser primeros que tenía El Salvador hubiera sido goleando a Belice y además que se diera un 1-0 a favor de Honduras ante Guatemala.
La clave del criterio de desempate es que el reglamento de la UNCAF -repito, el mismo de 2013- se remite a la diferencia de goles entre quienes están empatados (sean dos o más) y no a la diferencia global, donde los resultados ante Belice -el más débil del grupo- podrían haber sido determinantes. Pero así estaba acordado, lo reconoció el propio Jorge Rajo, quien además dio las razones por las que se hizo de esa manera y en ningún momento se quejó de que hayan tergiversado o manipulado el reglamento.
Como periodistas es importante saber siempre los criterios de definición de una competición, incluso la de la UNCAF, algo confusa y difícil de interpretar. Pero más lo deben conocer quienes manejan la Selección Nacional. Si ellos, que son los protagonistas, no lo saben, ¿qué queda para el resto? ¿O acaso no hubieran hecho un esfuerzo extra por conseguir un segundo gol de saber que con el 1-0 no había manera de llegar a la final? Algo parecido le ocurrió al chileno Manuel Pellegrini en la última Champions…
El City venció por 2-3 al Bayern en el Allianz Arena y se quedó a un solo tanto de ganar el grupo. Pellegrini luego admitió que no sabía que con un gol más ganaban el grupo (y por consiguiente hubieran evitado a los rivales más fuertes), dijo que pensó que necesitaban más de un gol. Eso le valió que algunos periódicos como The Guardian cuestionara sus conocimientos de “matemática” o que “The Independent” se preguntara si el chileno “entiende las reglas de la Champions”. Ah, como consecuencia de ello le tocó el Barcelona y lo eliminaron.