Se soñaba con clasificar primero de grupo si se derrotaba por goleada a Belice. Con la aclaración del reglamento, eso ya no se podía. Pero siempre estaba el boleto a Copa de Oro y había que ganar. Así que El Salvador salió con todo contra Belice. Pero las distancias se han acortado y pese a que el equipo nacional fue más, después de los primeros 45 minutos no se abría el marcador.
De hecho, Belice tuvo tantas ocasiones claras como El Salvador: una. Aunque, el cuadro nacional tuvo el control del balón y más disparos, al ejecutar seis (cuatro desviados), por dos del rival.
Ese que se fue afuera fue sobre minuto 14, cuando Daniel Jiménez estuvo a punto de silenciar a unos 10 mil aficionados que llegaron al BBVA Compass. Se escapó por izquierda y, justo antes de que llegara Alex Mendoza a presionarle, sacó un disparo de volea por sobre el meta nacional Henry Hernández. La bola abrió por poco. El equipo nacional se salvó.
Era más El Salvador, pero su ataque fue predecible en ese primer tiempo: casi todo por la banda derecha, con Arturo Álvarez y Andrés Flores. Pero muchas veces la jugada no terminaba en nada porque Belice ya sabía que por ahí era la llegada.
En otras, varias, el talento de Álvarez se juntaba con los buenos movimientos de Flores para hacer cierta diferencia, pero solo una vez encontraron a Burgos en el área, bien ubicado. Fue sobre el 16?. Le filtró un bombóm Arturo, pero el remate de Rafael fue muy pecado al cuerpo de West, quien recostó sobre su costado izquierdo para tapar.
De ahí en más, Belice prácticamente no llegó con peligro. Insinuó un par de veces, pero Mendoza, Renderos y Molina estuvieron atentos. Así las cosas, Belice podía hacer daño solo al contragolpe, pero la defensa estuvo aplicada, o a balón parado. Tuvieron un par, en falta y en tiro libre, pero estuvo bien la defensa por arriba para rechazar.
Al equipo nacional le faltó en esa primera parte un desequilibrio en el tramo final. En tres cuartos de cancha, Álvarez lo hacía, pero faltaba lograr lo mismo del otro lado, con Larín, o un poco más por el centro, con Santamaría. Pero no terminaban de entrar en el armado ofensivo.
Vale decirlo, Belice hacía un buen trabajo. Presionaba bastante, cerraba mejor los espacios, y múltiples veces ganaron los duelos. Sin embargo, no generaban mucho volumen de fútbol. Su preocupación era poder contener a la ofensiva nacional.
El complemento
Ni bien se animaba el segundo tiempo, cuando se escapó Burgos por derecha y definió con un tiro bajo para vencer, por fin, la resistencia beliceña, que había hecho un buen papel hasta entonces.
El partido parecía que se abriría a los intereses nacionales de ganar con contundencia, y, aunque se mantenía el dominio, las cosas no fueron fáciles. Larín pudo, quizás, dar tranquilidad al equipo al 59?, pero se perdió un mano a mano. Lo tapó el meta West.
Cerca estuvo Belice de complicar y poner, con menos fútbol, el empate. Lo tuvo en sus pies el recién ingresado Roberts, luego de una gran asistencia de Lennen. Corría el 61? apenas y su remate abrió sobre poste izquierdo de la cabaña de Hernández, quien volaba sin poder tocar el balón.
El balance era claro: 9 disparos y cinco a marco, por tres desviados de Belice. Sin embargo, no se terminaba de liquidar la cosa. Una más al 63, en otro balón profundo para Santamaría, quien, con presión, remató cruzado pero desviado.
Por fin, Álvare puso la tranquilidad. Dejó a medio mundo, se fue abriendo espacio desde la derecha, en diagonal, hacia su perfil, el zurdo, y metió un golazo al ángulo superior derecho de la portería de West, que nada pudo hacer. Golazo. Golazo. Golazo para el mejor del partido.
La fiesta era total, en las gradas (ver nota aparte) y lo único que dolía era no poder disputar la final por un reglamento que solo usa Concacaf, no FIFA, para sus eventos. Al fin y al cabo, hoy quizá perjudicó, quizá mañana no. Lo bueno es que el objetivo de clasificar a la Copa Oro se cumplió, y con buen fútbol, uno que da esperanzas.