SAN SALVADOR. Nacido en Houston el 28 de junio de 1985, Arturo Álvarez tiene sangre cuscatleca y amor por El Salvador, pero siempre ha sido honesto con sus raíces y ayer lo recordó cuando los medios le abordaron al final del juego, donde fue escogido como el “jugador del partido”. Arturo dijo: “estoy feliz por haber anotado este gol en la ciudad en que nací”.
Álvarez dio un concierto de fútbol anoche, quizá inspirado por jugar en su “hometown”. El BBVA Compass Stadium, casa del Houston Dynamo, fue testigo de las pinceladas de buen fútbol del volante del Videoton húngaro, que salió como titular y exhibió su fútbol por 80 minutos, hasta que salió de cambio.
Su repertorio comenzó al minuto 16, cuando le metió un precioso pase a Rafa Burgos, pero el 9 le apuntó justo al arquero de Belice. Y al 46?, en otro gran servicio para Burgos, Rafa cabeceó desviado.
Pero el ex jugador de los Terremotos de San José, FC Dallas y Real Salt Lake (todos en la MLS, entre 2003 y 2011) no se rindió, siguió haciendo daño por sector derecho (con “Ruso” Flores como fiel escudero) y frotó la lámpara hasta que apareció la magia.
Al 48?, metió un pase larguísimo, a tres dedos, para la corriga demoledora de Burgos, que esta vez sí no falló ante West. Era el 1-0.
Después, al 63?, volvió a sacar un excelente centro para Kevin Santamaría, pero el 10 la desperdició con un mal zurdazo.
Hasta que Álvarez tuvo su premio individual, al 69?: Tomó la pelota en el sector derecho de la media, fue comiendo metros ante el desconcierto de la zaga beliceña, pisó el área y de repente sacó un latigazo potente, de zurda, clínico, que entró justo en el ángulo. Un golazo que sacó el grito de gol del 12 de la Azul y Blanco. El hombre que hizo sonreír a “su” Houston.