El Salvador, eternamente joven

El discurso de una Selecta baja en promedio de edad se repite con los años. ¿Por qué los jóvenes no evolucionan?

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Richard Menjivar, de El Salvador en plena marca ante un jugador de Honduras en la Copa Centroamericana

/ Foto Por Cortesía CONCACAF

Por Claudio Martínez | Twitter: @Martínezchino

2014-09-14 7:58:00

“Hay una renovación, esta es una selección joven”
JUAN RAMON PAREDES (2003)

“Es una selección joven, que tiene futuro”
CARLOS DE LOS COBOS (2009)

“Es una selección joven que hay que darle continuidad”
JOSÉ LUIS RUGAMAS (2010)

“Somos la selección más joven del torneo”
ALBERTO CASTILLO (2013)

“Esta ha sido la selección más joven en toda la historia de El Salvador”
ALBERT ROCA (2014)

Al finalizar un torneo, y sobre todo cuando el resultado no es tan favorable, siempre es bueno rescatar algo positivo, tener una mirada optimista hacia el futuro. Podría resaltarse, en este caso, la evidente intención de Albert Roca por darle un estilo a la Selecta. Pero no. 

En el caso de El Salvador, y tras 12 años de vivir en el país, puedo decir que ese mensaje de “positivitez” viene indefectiblemente acompañado de una frase: “lo bueno es que tenemos una selección joven”. Lo han dicho -palabras más, palabras menos- casi todos los entrenadores.

Ninguno ha faltado a la verdad, es cierto.

Sin embargo, el mensaje encierra un problema. Yo lo llamaría El Síndrome de Dorian Gray. Si siempre es una selección joven -por lo tanto poco experimentada, y en consecuencia proclive a cometer errores de novatos-, la pregunta es… ¿Y qué pasó con aquellos jóvenes que hoy debieran ser futbolistas rodados y maduros? Evidentemente algo sucede en la transición, algo se está haciendo mal. ¿Dónde están los jóvenes de Juan Ramón Paredes? ¿Y los de De los Cobos? ¿Y los de Chochera Castillo? Sí, es cierto, muchos están marcados y/o sancionados por los amaños, pero ¿el resto?. ¿Dónde estarán los jóvenes de Roca dentro de cinco años?

En mi opinión, ser joven no es necesariamente una virtud en sí misma. Los fútbolistas, como muchas otras cosas, se califican por sus condiciones. Y hoy mismo vemos jugadores jóvenes muy limitados y otros, ya bastante veteranos, con la calidad intacta. Claro, un futbolista joven con condiciones puede ser un diamante en bruto, y dependerá de su entorno para evolucionar, depurarse y convertirse en un crack, pero también para estancarse o, incluso, para retroceder. 

Un buen ejemplo de un mal ejemplo es Freddy Adu, aquel ghanés-estadounidense que prometía ser el próximo Pelé y ahora, con 25 años, juega en el Jagodina (Serbia) después de haber pasado, sin pena y ni gloria, por otros nueve equipos. Sí, es correcto, Adú tiene apenas 25 años. 

Entre los buenos ejemplos está Paul Pogba, francés, titular en Juventus, titularísimo en la Selección de Francia. Y tiene 20 años, cuatro años menos que Junior Burgos, tres menos que Kevin Santamaría y dos menos que Alex Larín, tres de los mejores elementos de la Selecta. No se pretende someter a los nuestros a una comparación odiosa, simplemente marcar un parámetro a nivel internacional.  

Se premia, por supuesto, a aquellos entrenadores que apuestan por los jóvenes, más en una selección, porque no deja de ser una propuesta audaz, que conlleva riesgos. Pero tampoco hay que olvidarse que El Salvador siempre tuvo jóvenes en su selección. No deben existir muchos países que ponen a atajar a un niño de 16 años en su Selección, como ocurrió con Ricardo Guevara Mora en 1980. Esa misma edad tenía Dennis Alas cuando en 2001 vistió por primera vez la Azul de la Mayor. Para ponerlo en perspectiva, Munir -la nueva joya del Barca- debutó en España absoluta a los 19 años y 7 días (el más joven fue Bojan, con 18 años y 13 días).

Ser una selección joven sólo es buen indicio si se tiene un aparato que acompañe el crecimiento futbolístico de sus jugadores. De lo contrario, de poco servirá. En el Mundial, la selección más joven fue Ghana, del mismo modo que lo fue también en Sudáfrica 2010. Sin embargo, no se vio una gran evolución y el equipo africano acabó dilapidando una situación óptima para clasificar a raíz de una absurda lucha por los premios que acabó en actos de indisciplina.

Sí, esta es una Selección joven, y probablemente la más joven de la historia, como dijo Roca. Pero todo es relativo, Darwin Cerén, uno de los líderes futbolísticos de este equipo tiene 24 años. Con esa misma edad, o un año menos, Mágico González y Jaime Rodríguez ya habían jugado un Mundial de Fútbol.

El desafío del fútbol salvadoreño, y esto incluye a Albert Roca, es generar un mecanismo que permita que estos jóvenes no terminen siendo descartables a los 26 años o “viejos” a los 28. Ver la manera de formar jugadores que cuando sean contratados por algún club de Europa no regresen a los 10 meses frustrados y en peor nivel de lo que se fueron. 

Hace un año, tras la actuación de la Sub20 en el Mundial de Turquía, la esperanza era que aquel equipo “histórico” del Tuco Alfaro fuera la base de la Selecta. Quizás sea prematuro, pero en este plantel de la Copa Centroamericana no había ninguno de los mundialistas ya que la mayoría ha tenido problemas para poder hacerse un lugar en Primera División. Sí, en cambio, estuvo Denis Pineda, de la actual selección Sub20.

Si dentro de cuatro años, el seleccionador de turno vuelve a hablar de que tenemos “una selección joven”, seguramente sonará bien y nos hará ilusionar otra vez. Pero querrá decir que no hemos resuelto el problema y que seguimos dilapidando el talento. Sería mejor escuchar que tenemos “una selección rodada y trabajada”. Eso querrá decir que estos jóvenes ya alcanzaron su estado de madurez.