Hay pocos terrenos de juego para el fútbol en el país, y los que tienen los equipos de Primera, que deberían estar preocupados por la calidad, dejan muchísimo que desear. Es un mal viejo, reiterado y cada vez más grave:“Malacanchitis”. Viene desde hace décadas y el enfermo solo empeora.
Esta frase, por ejemplo, la dijo el mexicano De los Cobos, entonces DT de la Selección, en 2007, a uca.edu.sv:“A los muchachos no les queda otra que adaptarse. Las canchas en las que entrenan son muy malas, pero hay que adaptarnos, es lo que se tiene. Aquí los que triunfan son los que son capaces de adaptarse al entorno”.
Los que “triunfan” en El Salvador no hacen lo mismo cuando salen al exterior. ¿Cuántos legionarios han ido al fútbol extranjero y han encontrado un fútbol más veloz, con otra dinámica, y han tenido que regresar sin “triunfar”? Lógico. Se formaron en canchas malas.
Pero lo más triste es ver cómo Guatemala y Costa Rica, por citar dos ejemplos concretos y cercanos, sí se han curado de la “malacanchitis” con la construcción de canchas sintéticas profesionales. En 2010, según Prensa Libre, los chapines ya tenían 11, y los ticos, 14 campos con césped artificial. Aquí, palmas y alegría porque FESA (fundación privada) construye… una. En la edición de hoy en EDHDeportes, Roca remarca el tema otra vez… ¿Estarán esperando Qatar 2022?