SAN SALVADOR. Con un despliegue de seguridad que comenzó más de una hora antes del partido, con agentes de tránsito en los alrededores del estadio, con los de la UMOy de la Policía que se sumaron, esta vez no hubo incidentes que lamentar.
Previo al juego, algunos aficionados deambulaban cerca del estadio, unos comían alguna carne que bajaban con una gaseosa, otros, de una forma u otra, ocultaron bebidas alcohólicas, cervezas en lata, principalmente.
Pese a que está prohibido tomar en los alrededores, los reporteros y fotoperiodistas de El Diario de Hoy constataron al menos cuatro casos en los que se violentó esta nueva medida.
Más allá de la manzana, sobre una gasolinera, se apostó un grupo de seguidores de Alianza que cantaban, tocaban instrumentos musicales. Unos policías se percataron del hecho. “A pues habrá algo al final de nuevo”, le dijo uno al otro.
Sin embargo, el grupo ni intentó ingresar al estadio ni se quedó. Abandonó la zona a unos diez minutos del final del encuentro.
Adentro, se prometió un estricto control, que al final no pasó de algunos registros. El portero de la zona norponiente aseguró a este reportero que habían realizado al menos tres alcotest, y que en otras entradas estarían haciendo lo mismo, pero no se pudo constatar de manera visual.
Adentro, los aficionados que llegaron no pudieron ingresar instrumentos. Ninguna barra organizada se presentó a la federación con sus identificaciones para quedar registrado y habilitarles el ingreso. Así las cosas, los únicos cánticos que se escucharon fueron de aficionados de los “Pumas”, que cantaban y aplaudían cada cierto tiempo a sus jugadores.
Al final del encuentro, tampoco hubo reportes de brotes de violencia o problemas con aficionados o jugadores. Y luego de 15 minutos, la UMO, y después la Policía, se fue retirando del escenario. Al menos en el arranque de la jornada dos del Apertura, nada que lamentar.