Turcios, quien se prepara en Uzbekistán, sueña con los Olímpicos

El judoca habló con EDH sobre la vida que lleva en el país asiático

descripción de la imagen

El judoca Diego Turcios, durante un entreno en una montaña de Uzbekistán. Foto EDH

Por César Najarro

2014-08-10 12:50:00

TASKENT. Para un atleta salvadoreño que destaca, conseguir fogueos de nivel para seguir superándose se vuelve cada vez más complicado, y quedan pocas opciones: estancarse, tener el dinero suficiente para viajar a los eventos mundiales y copas europeas, o recibir una beca para irse a vivir a otro país, dejar todo atrás por un tiempo y dedicarse de lleno al deporte.

 
En otros países, los atletas pueden vivir, y muy bien, del deporte, pero no es el caso en El Salvador. 

Diego Turcios, un judoca, logró a través de sus resultados, del apoyo de su federación de judo, de la federación internacional y del programa de Solidaridad Olímpica del Comité Olímpico nacional, continuar su ascenso como deportista.

Desde mayo, vive en Tasket, en Uzbekistán, a donde desayuna, almuerza y cena judo.

“Mi vida no es muy complicada”, cuenta desde el país asiático. “Es entrenar y descansar”, resume.

Por ahora, el joven ha tenido que dejar sus estudios, aunque “cuando ya esté mejor adaptado, voy a retomar mis estudios a través de Internet”, cuenta.

Este es uno de los sacrificios que ha tenido que realizar para continuar con su pasión.

Se le ha complicado la adaptación por el tema del idioma. “He tenido que aprender un poquito de inglés para comunicarme, o, sino, a través de un traductor que ando en el celular, pero igual se  me hace difícil”, confieza. “Pero a comparación del primer día, sí que he mejorado en la comunicación”.

Le ha sorprendido la variedad de religiones que se profesan en ese país, siendo la musulmana sunita la de la gran mayoría, aunque también hay ortodoxos orientales, y hasta un 5 por ciento de la población profesa diversas creencias. “Pero si las personas son diferentes, seguramente ellos nos han de mirar así a nosotros”, analiza.

También le han sorprendido los sabores de la comida, aunque asegura que no ha tenido ningún problema con la dieta.

“Lo que más extraño, fácil, es mis padres, mi familia. Yo siempre ando con mi papá en los entrenos, él me ayuda a ver detalles. Las primeras dos semanas acá no fueron nada fáciles, no ver a mi papá en los entrenos, pero lo fui superando, aunque igual lo extraño”, asegura.

Diego es parte del “Team ESA” del Comité Olímpico nacional, por lo que, como parte de su programa de preparación, lo enviaron a Uzbekistán para que se preparara para los Juegos Deportivos C.A. y del Caribe de Veracruz, que se disputarán en noviembre próximo.
Eso lo tiene claro, pero “mi mayor objetivo es clasificarme a los Olímpicos (de Río 2016).

 
El programa del atleta se basa en el calendario de competiciones a las que asistirá y a su nivel competitivo y técnico.

Su trabajo se divide en ciclos semanales de 12 sesiones, incluyendo unas de trabajo técnico y táctico sobre el tatami.

Además, también se enfoca en el Randori (lucha de competencia) y acciones individuales para desarrollar más sus armas principales.

Recibe lecciones teóricas, sobre el arbitraje de la internacional, reglas deportivas, tácticas de lucha, mantenimiento del peso, entre otros aspectos.

Junto con otros atletas, participó en 210 peleas de diferente nivel. Además, estuvo en un campamento intermedio entre el 20 de mayo y 2 de junio con el equipo nacional de India, Sri Lanka y Uzbekistán, y posteriormente comenzó los entrenos con atletas de estos dos últimos países. También estuvo en un campamento en montaña en Shirin Bullock, en Chatkal.