Güelmo, ese apellido fue conocido en el fútbol salvadoreño originalmente por el uruguayo Luis Enrique, quien jugó en las décadas 80 y 90 con los equipos Águila, Luis Ángel Firpo y FAS. Pero hubo un segundo “Güelmo” y no porque fuese su hermano o pariente. Nada que ver, pero sí por su estilo de juego y personalidad en la cancha… es el exvolante Hérberth Membreño.
“En el fútbol me apodaron ‘Güelmo’ por un buen jugador uruguayo que estuvo en nuestra liga. Los aficionados decían que tenía un parecido a él en su juego. Curiosamente tengo comunicación con él por redes sociales, él reside en Monterrey”, dijo.
Llegó al Águila de San Miguel gracias al entrenador Juan Ramón Paredes, quien lo recomendó en 1993 para la categoría de reserva, pero ese año tuvo la oportunidad de debutar en el equipo mayor, en un clásico contra FAS en el estadio Óscar Quiteño. Ese juego tiene su anécdota.
“El técnico de Águila era Óscar Benítez y su asistente era Juan Ramón Paredes, a quien le debo mucho porque fue quien me apoyó siempre. Debuté ante FAS en el Quiteño en 1993. Perdimos esa vez 2-0 y Hérbert “Chino” Márquez también jugó su primer partido. A mí me dieron 80 minutos y el “Chino” entró por el hondureño Sebastián Zúniga, quien olvidó su carnet”.
Ese Águila ya no contaba con el argentino Hugo Coria, quien decidió retirarse para iniciar su carrera de entrenador, pero logró conocerlo Membreño en la pretemporada.
En el cuadro emplumado estaban el portero Raúl García, Luis Óscar Lazo, Reynaldo Argueta, Fernando Lazo, Alberto “Chochera” Castillo, Wilfredo Iraheta Sanabria, Salvador Coreas, Kílmar Jiménez… Una temporada después, Álex Amaya del Cid.
Velocidad y asistencias
En Primera División no fue un goleador (en reserva sí lo fue con 25 tantos), marcó seis tantos, pero recuerda que “di al menos unas 40-45 asistencias, ayudaba a los delanteros, recuperando la pelota en el mediocampo y creaba las jugadas desde mi posición de creativo”.
Hasta 1998 jugó con Águila, luego fichó por Dragón (1998-2000) y sus últimos equipos fueron de Segunda: Liberal y Atlético Chaparrastique.
Después del 2005 optó por prepararse como entrenador y hoy es técnico clase “A” pero nunca debutó con Dragón, Pasaquina y La Asunción.
Ayudó a la asociación de entrenadores de El Salvador (AEFES) para capacitar técnicos en oriente hasta 2010 y fue jefe de deportes en la Alcaldía de San Miguel. Actualmente tiene su propia academia en ese departamento con el nombre “Milagro de la Paz” (de cinco niveles en las ADFAS).
¿Qué hace?
Tiene un año con cinco meses de estar viviendo en Virginia, Estados Unidos. Trabaja para la compañía Young Electric en la instalación de luces y transformadores.
“Estoy viviendo de lo que estudié. En 1993 me gradué del bachillerato industrial de electricidad en el Instituto Isidro Menéndez, justo antes de entrar a la reserva de C.D. Águila. Esos conocimientos me están ayudando para trabajar en EE. UU. En los últimos meses estamos en un proyecto para iluminar cinco pisos de un hospital de rehabilitación”, comentó Hérbert.
Un poco más de un año tengo de haberme traído a mi esposa y a mis dos hijos. Antes venía de vacación a trabajar cuando terminaba un torneo de Liga Mayor y me tocaba regresarme para hacer la pretemporada.
En la semana siempre dice tener tiempo para reunirse ocasionalmente con amigos exfutbolistas para jugar, entre ellos Nelson “Canecho” Flores.
Antes jugaba en un equipo amateur llamado “Miraflores”, donde coincidió con Fernando Lazo (exjugador de Firpo, Águila y Selección), Pedro Vásquez, Marlon Menjívar y Arnaldo Coreas (a quien se le conoce hoy por Míster Pelón 503)”.